El infierno se desata en Sueños de libertad. En el capítulo 328, la figura imperturbable de Don Pedro comienza a resquebrajarse, revelando a todos un rostro que había mantenido oculto durante años. El cerco se estrecha peligrosamente y los fantasmas del pasado ya no pueden ser silenciados. ¡La verdad está cada vez más cerca de salir a la luz!
Todo empieza cuando Damián, con una determinación que crece con cada pista, va encajando las piezas del oscuro rompecabezas que rodea la caída de Joaquín como director de la fábrica… y, aún más grave, el trágico y nunca aclarado fallecimiento de Jesús, su hijo. Sus sospechas apuntan con claridad a Don Pedro. Por primera vez, el patriarca siente que el control absoluto que siempre ejerció se le escurre de las manos. Su fachada de autoridad y seguridad tiembla ante la posibilidad de que sus secretos salgan a flote.
Mientras tanto, Digna, que durante años ha considerado a Pedro como su sostén inquebrantable, se ve sumida en una tormenta de emociones. Aunque su primera reacción ante las acusaciones de Damián es de rechazo, algo dentro de ella comienza a titilar: ¿Y si todo fuera cierto? ¿Y si el hombre en quien más confía ha estado mintiéndole todo este tiempo? La duda comienza a horadar su seguridad, y movida por ese torbellino interno, decide confrontar a Damián. Pero su intento de mantenerse firme se quiebra cuando su voz tiembla al exigirle pruebas. Damián, firme y convencido, no se retracta: está dispuesto a llegar hasta el final, aunque eso signifique destruir la imagen que todos tienen de Pedro.
El ambiente se enrarece más cuando Irene, sumida en la melancolía, regresa al lugar donde una vez fue arrancada de su hija recién nacida. En medio del doloroso recuerdo, una idea inesperada toma forma: ¿Y si Cristina fuera en realidad su hija perdida? La revelación la deja sin aliento. Y para colmo, Ángel Rojas, al despedirse de Damián tras ser descubierto espiando a Irene, le revela una información explosiva: una pista sobre el verdadero padre de Cristina. Esta verdad amenaza con cambiar el rumbo de sus vidas para siempre.
Damián, destrozado al comprender el daño que Pedro le ha causado a Irene, se debate entre hablar o callar. Al final, decide no cometer el error de Digna: guarda silencio, reprimiendo su dolor… por ahora.
En la casa de los De la Reina, la tensión se desborda cuando Don Pedro, visiblemente fuera de control, irrumpe sin previo aviso. Su mirada furiosa y su tono amenazante no dejan espacio para interpretaciones: lanza una advertencia directa a Damián. Ya no hay máscaras, ya no hay diplomacia. La guerra ha comenzado, y Don Pedro está dispuesto a todo para no perder su imperio.
Pero no es el único con secretos. María, rota por dentro, se niega a ver a nadie. Solo en el silencio y la soledad encuentra algo de consuelo. Sin embargo, Begoña, con la esperanza de salvarla de la oscuridad, aparece con Julia, la pequeña que con su ternura logra arrancar una tímida sonrisa a María. Aun así, Begoña sospecha que la joven no está enfrentando la verdad sobre su accidente, sino alimentando una versión distorsionada nacida del miedo y el odio.
Y lo más inquietante: Begoña comienza a entender que María no solo está dolida… está guiada por un deseo oculto de venganza. Una venganza que apunta directamente a Andrés… y también a ella.
Mientras tanto, Andrés se consume en su obsesión por cuidar de María. Luz intenta traerlo de vuelta a la realidad, recordándole con dolor que María no volverá a caminar. Pero Andrés no se rinde. Cuando Damián se une al doctor Herrera para buscar al mejor especialista, una chispa de esperanza se enciende. Andrés, aunque temeroso, se permite soñar con un milagro. ¿Pero a qué precio?
En medio de todo esto, la ausencia de Digna deja el peso del hogar sobre Gema, que se ve superada por las responsabilidades. Joaquín, testigo de su desgaste, le suplica que pida ayuda. Pero sus palabras se pierden en el caos diario.
En un intento de traer algo de luz, Damián organiza una cena para celebrar la integración de Gabriel a la familia. Junto a Manuela y Begoña, rememora la compleja y emotiva historia con su sobrino. Pero esa atmósfera se rompe cuando Raúl lanza duras acusaciones contra Andrés frente a Begoña. Las palabras de Raúl siembran la duda, y Begoña, confundida, comienza a preguntarse si Andrés le ha ocultado la verdad todo este tiempo.
El capítulo 328 se convierte así en una tormenta perfecta: secretos a punto de revelarse, tensiones familiares al borde del colapso, y un Don Pedro completamente desesperado, dispuesto a cualquier cosa para salvar su legado.
¿Será capaz Damián de revelar lo que sabe sobre Don Pedro? ¿Podrá Irene enfrentar una verdad tan dolorosa? ¿Y logrará Andrés escapar de la venganza que se cierne sobre él?
La cuenta regresiva ha comenzado y el pasado, por fin, exige justicia.
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