“Gabriel me besó.”
Con esa frase, el equilibrio emocional de Cristina se desmorona. La joven enfermera, siempre serena, se enfrenta a un torbellino que ya no puede contener. En el capítulo 346 de Sueños de Libertad, el silencio se convierte en el enemigo, y la verdad, en un arma poderosa.

Cristina intenta seguir adelante con su compromiso con Beltrán, pero en su interior algo ya no encaja. La imagen de Gabriel la persigue, su beso resuena como una melodía prohibida. Irene, al ver la angustia en los ojos de su hija, se acerca con cuidado, dispuesta a escuchar. Lo que escucha, sin embargo, la deja helada.

Irene intenta disimular su inquietud, pero sabe que esa confesión no puede quedar encerrada entre cuatro paredes. Su conciencia la obliga a hablar. Esa misma noche, con el corazón dividido entre la lealtad y la verdad, le revela todo a Damián: “Gabriel besó a Cristina.”

La reacción del patriarca es brutal. La figura férrea que siempre protegió a Gabriel empieza a tambalearse. Una sospecha enterrada resurge. Lo que antes era confianza, ahora es duda. Damián comienza a atar cabos, a cuestionar lealtades, y sobre todo, a ver a su sobrino con otros ojos.

Mientras tanto, ajenos al huracán que se desata en la casa familiar, Gabriel y Cristina intentan hablar con honestidad. La atracción es innegable, pero el precio es alto. ¿Hasta dónde están dispuestos a llegar por un sentimiento que llegó en el peor momento?

En otra escena cargada de simbolismo, Fina, conmovida tras fotografiar a Teo, empieza a imaginar un futuro distinto: uno donde podría convertirse en madre. Esa chispa íntima e inesperada la sacude profundamente. Por primera vez, la idea de crear una familia deja de parecer un imposible.

Fina comparte después en la tienda una noticia que desconcierta a todos: Marta y Pelayo han decidido tener un hijo. Pero detrás de esa decisión hay un pacto silencioso, una simulación que ni Claudia ni Carmen logran comprender del todo. Lo que parece una ilusión, podría ser solo un disfraz.

En paralelo, Don Pedro sigue buscando culpables por el robo del dispensario y, sin pruebas directas, comienza a señalar a Marta, Andrés y Tasio como sombras responsables del caos. Mientras la tensión crece, Luis, guiado por la sabiduría serena de Digna, empieza a ver sentido en la creación de un perfume conmemorativo. Lo que parecía un proyecto banal se transforma en un acto de memoria y redención.

La revelación de Cristina es solo el inicio. Lo que viene podría romper alianzas, destruir relaciones y reconfigurar por completo el poder en Perfumerías De La Reina. La familia empieza a resquebrajarse y nadie está a salvo.

¿Puede un solo beso destruir todo lo que parecía estable?