Todo empieza cuando Irene llega buscando a Pedro, aunque en realidad su verdadera intención es hablar con Damián. Ella misma reconoce que esperaba verlo, pero también le deja claro que no tiene fuerzas para discutir, buscando una tregua en medio de la tensión familiar. Damián, sin embargo, insiste en hablar de un tema que considera crucial, una verdad que ya no puede esperar. Le pregunta a Irene si ya le ha contado a Cristina la verdad sobre quién es ella realmente o si piensa seguir ocultándolo.
Irene, con la voz cargada de emoción, le confiesa que intentó hablar con Cristina y decirle la verdad, pero terminó sintiendo que es mejor dejarlo así. Cuando Damián le pide que se explique, Irene le dice que contárselo sería demasiado cruel por su parte. Damián, sin rodeos, le cuestiona si de verdad le parece tan cruel decirle que ella es su madre biológica. Irene, conmovida por la cruda realidad de la pregunta, le pide perdón. Para ella, la verdadera madre de Cristina es la mujer que la crió, a quien Cristina quiere profundamente y que siempre estuvo ahí para ella, una figura insustituible en su vida.
Damián le recuerda a Irene que si ella hubiera tenido la oportunidad, también habría hecho todo por su hija. Irene está de acuerdo, pero cree que eso no le da derecho a aparecer ahora y causarle dolor. Piensa que contarle la verdad solo traería sufrimiento a la vida de Cristina, perturbando su paz. Cree firmemente que Cristina es una gran persona gracias a la familia que la crió y que tuvo mucha suerte de haber terminado con ellos, una suerte que ella no pudo darle.
Irene también habla de lo mucho que le dolió tener que dejar a su hija, llegando a decir que quizás fue lo mejor para Cristina, una forma de justificar un pasado doloroso. Damián, sin embargo, no está de acuerdo con esa idea. Le dice que ella también es una mujer maravillosa y que, claro que habría sido capaz de criar a su hija y darle amor. Le recuerda que no fue su culpa, que le arrebataron a su hija sin darle opción, una cruel injusticia del destino. Explica que Irene fue presionada a dejarla porque la sociedad juzga duramente a quien no sigue lo establecido, señalando las presiones sociales y familiares. La anima a no dejarse llevar por el miedo al qué dirán y a ser sincera con lo que siente.
Irene, muy emocionada, le confiesa que nunca se ha olvidado de ese bebé y que nunca dejó de quererla, un amor maternal que ha perdurado a pesar del tiempo y la distancia. La conversación termina con Damián a punto de revelar un detalle crucial: que los padres de Irene la rechazaron, lo que deja ver que fue por las presiones familiares y sociales que Irene se vio obligada a renunciar a su hija, un sacrificio que ha marcado su vida para siempre.
Este emotivo encuentro no solo profundiza en el pasado de Irene, sino que también siembra la duda sobre cuándo y cómo esta verdad, tan cargada de dolor, saldrá a la luz para Cristina. ¿Estará Cristina preparada para afrontar una revelación tan impactante?