En Sueños de libertad, el drama alcanza un nuevo nivel de intensidad con un giro que deja al espectador sin aliento: María es hallada tras un aparente intento de suicidio… ¿pero fue realmente un acto desesperado o una maniobra calculada para mantener a Andrés a su lado?
Todo comienza con una noticia devastadora: María ha sido encontrada por Raúl y Manuela en condiciones críticas tras cortarse las venas. El impacto es inmediato. Su tío Damián informa a Gabriel, quien reacciona con una fingida preocupación mientras en su rostro se dibuja una leve sonrisa. ¿Por qué? Porque todo indica que su plan para hundir a los De la Reina está dando frutos. Incluso el acuerdo con Kobeaga, que podría salvar la perfumería, se desmorona. El caos es perfecto para los intereses de Gabriel, quien ya mueve hilos en la sombra.
Mientras tanto, la tensión estalla en la fábrica. Don Pedro, furioso por la ausencia de Andrés en una reunión clave con el abogado del seguro tras un atropello, confronta a Damián. Este, harto del ataque, lanza una bomba: Andrés no acudió porque su esposa ha intentado suicidarse. La noticia descoloca a Pedro, que por un momento baja la guardia. Pero, fiel a su visión empresarial, insiste en que Andrés debe apartarse del cargo de jefe de logística.
Y Gabriel no se detiene. En la privacidad de su habitación, se reúne con Salcedo —el supuesto peatón atropellado— y le entrega un sobre lleno de dinero. No se trata de una verdadera víctima: es parte de una farsa orquestada para desestabilizar aún más a la familia. Gabriel incluso promete un porcentaje mayor de la indemnización si consigue presionar hasta el límite. Después, hace una llamada enigmática a París, revelando que su red de contactos es más amplia de lo que parece.
Pero lo más fuerte se vive en el ámbito emocional. Andrés, destrozado, confiesa a Begoña que no puede con la culpa. Cree que fue su amenaza de internar a María lo que desencadenó su intento de quitarse la vida. Mientras tanto, Luz, la doctora, aconseja vigilancia extrema y subraya que María no debe tener acceso a objetos cortantes.
El momento culminante llega cuando Andrés se sienta junto a María, que yace débil en su cama. Le suplica que no vuelva a hacer algo así. Ella, entre lágrimas, le lanza una declaración desgarradora: preferiría morir antes que sentirse abandonada por él. Andrés, emocionado, le promete que nadie la alejará de su lado.
Desde fuera, Begoña escucha. Las palabras de Andrés ya no son para ella. Sabe que lo ha perdido. María, con una mirada calculadora, lanza su golpe final: no puede prometer que no lo vuelva a hacer. Solo puede decidir si sigue viva. Lo demás lo deciden otros. Andrés promete no volver a tomar decisiones sin ella.
El resultado es claro: María, aunque frágil, ha logrado lo que quería —retener a Andrés junto a ella. ¿Pero a qué precio?
Ahora todos se preguntan: ¿fue su intento de suicidio una manifestación genuina de dolor o una estrategia para no perder el control sobre Andrés? ¿Caerá Begoña definitivamente en el olvido? ¿Descubrirá Luz la verdad detrás del gesto de María? ¿Y hasta dónde está dispuesto a llegar Gabriel en su plan?
El próximo capítulo podría cambiarlo todo.