La conversación que parecía avanzar hacia una resolución común entre Marta y Pelayo toma un giro inesperado. Pelayo, con su entusiasmo y convicción, propone lo impensable: tener un hijo juntos, algo que, en su mente, sería una oportunidad para cimentar aún más la alianza entre sus familias. Sin embargo, la respuesta de Marta, llena de dudas y contradicciones, cambia el curso de la situación, y revela algo mucho más profundo y complejo.
La escena se desarrolla en un ambiente tenso. Mientras Pelayo parece confiado, sugiriendo que este hijo podría ser una forma de darle un nuevo rumbo a su relación, Marta, visiblemente afectada, interrumpe de manera tajante: “no podemos tener un hijo tú y yo, Pelayo, sería un error”. Sus palabras no solo reflejan un rechazo a la propuesta, sino también una fuerte postura moral sobre las implicaciones de lo que él sugiere.
A lo largo de su conversación, Marta, con su mente aguda, resalta la diferencia entre lo que Pelayo desea y la cruda realidad que ambos enfrentan. “Si yo estuviera en tu lugar, sabiendo lo que supone este matrimonio de conveniencia, jamás tendría un hijo con alguien que no amo”, le dice. La clara alusión a su matrimonio, que no es fruto del amor, sino de una unión estratégica para consolidar el poder de ambas familias, la coloca en una encrucijada emocional, donde el amor y la obligación se entremezclan de manera dolorosa.
Pelayo, desconcertado, no entiende la gravedad de lo que Marta le está transmitiendo. Él sigue viendo el matrimonio como una “solución pragmática”, convencido de que, a pesar de las mentiras y las complicaciones, podrían criar a un hijo feliz. Sin embargo, Marta es firme: “No podría ser feliz si su madre no es feliz”. Y es aquí donde su postura se revela más profunda. La felicidad de un niño no puede construirse sobre una base de falsas promesas ni sobre una vida llena de fingimientos.
La decisión de Marta no es solo una reflexión sobre su propia felicidad, sino también sobre el impacto que sus decisiones podrían tener en su entorno, especialmente en Fina, quien de alguna manera se vería apartada de la ecuación si Marta y Pelayo siguieran adelante con su idea. La compasión de Marta por Fina y el niño que pudiera nacer, la lleva a rechazar una vida llena de mentiras. “Ese crío no tiene por qué enterarse de nada”, dice, pero Marta sabe que las mentiras siempre encuentran su camino a la superficie, y el daño que eso podría causar es irreparable.
El momento culminante llega cuando Marta le deja en claro a Pelayo que, a pesar de sus buenos deseos, ella no puede ignorar lo que sería cruel no solo para ella misma, sino también para el niño y para Fina. Con una seriedad profunda, ella le advierte sobre las consecuencias emocionales devastadoras de una familia rota por mentiras y ambiciones.
Al final, Marta deja claro que no puede seguir adelante con un plan que va en contra de su propia felicidad y la verdad que busca vivir. La escena cierra con una sensación de tristeza, pero también de liberación, mientras Marta se enfrenta a las complejidades de su vida y sus decisiones.
¿Qué piensas de la decisión de Marta? ¿Crees que ella hizo lo correcto al rechazar la propuesta de Pelayo?