En el episodio 336 de Sueños de libertad, la tensión emocional alcanza nuevas alturas con una escena desgarradora entre Andrés y María, una conversación que lo cambia todo y deja al descubierto las profundas heridas que ambos arrastran.
María, cada vez más vulnerable, se encuentra al borde del colapso. Su angustia es palpable, su dolor casi insoportable. Andrés intenta acercarse a ella, conmovido por su estado, buscando desesperadamente reconectar con la mujer que ama. Pero lo que comienza como un intento de consuelo, se transforma en una confrontación directa con la cruda verdad de su situación.
María, con la voz temblorosa pero decidida, le exige a Andrés una promesa: que nunca vuelva a tomar decisiones por ella, que nunca más vuelva a actuar a sus espaldas como lo hizo antes, quizás al querer internarla sin su consentimiento o aislarla del mundo. Andrés intenta calmarla, asegurarle que todo fue por su bien. Pero ella, con una frialdad devastadora, lo interrumpe: “No puedo prometer eso. Lo único que puedo decidir… es si sigo viva.”
Esa frase detona el momento más crudo de la escena. María se siente completamente despojada de su poder, sin control sobre su cuerpo, su vida, su voluntad. Cada decisión la toman otros. Ella ya no es dueña de sí misma. Esa confesión, dicho casi como un susurro lleno de desesperanza, estremece a Andrés, que por fin comprende la magnitud del daño causado.
Conmovido hasta las lágrimas, Andrés le jura que todo va a cambiar. “Gracias. Te lo juro, va a cambiar.” Le promete que jamás volverá a actuar sin contar con ella, sin escucharla, sin respetarla. Su voz tiembla, pero sus palabras son firmes. Y entonces, llega la declaración más impactante de todas: “Nunca permitiré que nadie te aleje de mí.” Un juramento tan apasionado como peligroso. Y luego, casi inaudible, añade: “Los mato.” No es una amenaza literal, sino una expresión cruda de su desesperación, su miedo a perderla, su necesidad enfermiza de protegerla incluso a costa de todo lo demás.
María lo escucha en silencio. La emoción la supera, pero también sabe que esas palabras, aunque nacen del amor, están teñidas de control, miedo y culpa. La línea entre protección y posesión empieza a desdibujarse.
Este episodio nos muestra la dimensión más oscura de la relación entre Andrés y María: una conexión marcada por el dolor, la culpa y la desesperación. Mientras él intenta salvarla… puede que se estén arrastrando mutuamente hacia la destrucción. ¿Será este el punto de quiebre? ¿O el principio de un amor tan tóxico como inevitable?
Marta y Fina permanecen al margen en este capítulo, pero la sombra de sus decisiones pasadas —y las que están por venir— siguen influyendo silenciosamente en la tragedia que se avecina… 💔🔥