«El momento de separarme de mi hija es durísimo… pero ella está conmigo en cada escena».
Con esa frase, María Castro —la querida Pía en La Promesa— ha desvelado al fin lo que durante meses fue un secreto a voces en el rodaje: su hija Emma la acompaña a diario al plató. La actriz gallega, madre de tres niñas, ha encontrado una manera de conciliar maternidad y pasión profesional sin renunciar a ninguna de las dos.
Durante su embarazo, la producción de La Promesa se adaptó con precisión quirúrgica. Las cámaras, los planos, los encuadres… todo se ajustó para ocultar la barriga de María sin que los espectadores lo notaran. Y cuando dio a luz, los guionistas idearon un giro impactante: hicieron creer al público que Pía había muerto.
Pero el personaje volvió. Y con él, también lo hizo María, esta vez acompañada de su pequeña Emma, apenas un bebé recién nacido. “No quería dejar de trabajar, pero tampoco podía separarme de ella”, confesó la actriz entre emociones.
La clave de este equilibrio ha sido una figura muy especial: una salus, es decir, una cuidadora profesional especializada en recién nacidos. «Ella viene conmigo, me la cuida, me la atiende», explicó María, con una gratitud que se le escapaba por la sonrisa. “Emma se despierta a las seis. La paso de la cuna al coche dormida, y de ahí al capazo del plató. Ella sigue feliz… y yo también.”
La conexión entre madre e hija ha conquistado a todo el equipo. “Todos le dicen monerías”, cuenta Castro, emocionada. “Está muy contenta de estar allí conmigo, y yo de no separarme de ella”. Un relato que revela no solo el lado humano del rodaje, sino también el esfuerzo, la vulnerabilidad y la ternura de una mujer que decidió no dejar atrás ninguna parte de sí misma.
A sus casi 1 millón de seguidores en redes, María Castro ya les había compartido pedacitos de su mundo familiar. Pero este testimonio marca un punto especial: no se trata de una influencer, sino de una artista que ama lo que hace y una madre que se rehúsa a delegar el afecto de los primeros meses.
Emma es su tercera hija, fruto de su matrimonio con José Manuel Villalba, director artístico de la empresa Ad Hoc Eventos. Discreto en redes, Villalba mantiene un perfil bajo, pero su apoyo ha sido esencial en la vida de María. Junto a él, la actriz cumplió su sueño: formar una familia numerosa con Maia, Olivia y ahora Emma.
La vuelta de María a La Promesa no ha sido solo un retorno profesional. Es también un símbolo de amor, entrega y resiliencia. Ha demostrado que no hay guion más poderoso que el de una madre decidida a no soltar ninguna de sus pasiones.
¿Te imaginas cómo fue el rodaje del regreso de Pía con Emma dormida a unos metros? ¿Qué otras actrices podrían inspirarse en su historia para cambiar las reglas de la conciliación?