“No permitiré que nadie decida por mí… ni tú, ni Lorenzo. Esta es mi vida.”
Con estas palabras, Ángela rompe las cadenas invisibles que durante tanto tiempo la mantuvieron sometida. Por primera vez, alza la voz ante Leocadia. Por primera vez, desafía el mandato silencioso que la empujaba a marcharse de la Promesa. Pero esta decisión, valiente y feroz, no se da en un vacío: es el eco de una historia que ya está a punto de estallar.

La llegada de Cristóbal Ballesteros, frío y calculador, ha fracturado la estructura misma del palacio. Sin previo aviso, ha ocupado un lugar de poder absoluto, desplazando incluso a Ricardo, quien soñaba con ese puesto como una recompensa legítima por su lealtad. Su humillación es tan pública como dolorosa: degradado a camarero, obligado a servir a quienes antes lideraba.

Lejos de resignarse, Ricardo encuentra en una visita misteriosa un nuevo motor para su espíritu. Una figura inesperada le devuelve la esperanza. Pero no será el único enfrentado a sus demonios. Santos, aún convaleciente, lucha por recuperar su lugar, mientras Cristóbal aplica su régimen autoritario con mano de hierro, supervisando cada rincón, cada movimiento, cada palabra.

En las sombras, Enora se enfrenta con frialdad a Leocadia, sabiendo que su presencia en el equipo de Manuel no será bienvenida. Catalina, por su parte, continúa defendiendo sus ideas de reforma social, aunque eso signifique chocar con su propia sangre. Martina y Jacobo, lejanos y cada vez más sospechosos, preparan estrategias ocultas para frenar su influencia. Se sienten amenazados, y eso los vuelve peligrosos.

Y en medio del caos, la desaparición de Esmeralda sacude los cimientos del entorno de Curro, Pía y Vera. La sospecha es inmediata: alguien no quiere que la verdad sobre el pasado salga a la luz. Las piezas se mueven con rapidez y todos comienzan a sentir que están siendo observados, manipulados, guiados como peones hacia una trampa que nadie entiende por completo.

A pesar del miedo, Curro y Ángela se aferran el uno al otro. Viven cada instante como si fuera el último. Su vínculo crece, pero Ángela, en un gesto de madurez, decide contener el ímpetu del deseo. Sabe que su amor está bajo amenaza, y que cualquier paso en falso puede ser aprovechado por sus enemigos. Pero su determinación se mantiene intacta.

Es entonces cuando llega el mensaje del marqués de Andújar. Un escrito cargado de presagio, que amenaza con reabrir heridas y truncar el camino que Ángela comenzaba a construir con tanto esfuerzo. El silencio se adueña de su rostro. La duda vuelve. Pero su espíritu ya no es el de antes.

En otro rincón del palacio, López se hunde en su propia búsqueda sin rumbo. A pesar de su esfuerzo, cada pista se evapora. Hasta que un giro inesperado lo sacude: una visita impensada irrumpe su rutina. El destino, por fin, le ofrece una nueva oportunidad.

Mientras tanto, en el fondo del palacio, algo más se cuece. El famoso cuaderno de la hermana de Federico está a punto de desaparecer para siempre, sin que nadie lo sepa. Otra verdad borrada, otro hilo que se corta.

Y entre todas estas tramas, la presencia constante de Catalina en las zonas de servicio comienza a incomodar a Cristóbal. Lo considera una intrusión. Una amenaza. Y su incomodidad ya comienza a transformarse en hostilidad.

Leocadia, sin dejarse intimidar por la confrontación con Ángela, redobla su juego. El escándalo del golpe al marqués de Andújar se convierte en su arma para agitar el ambiente, esparciendo rumores y sembrando el caos.

Pero esta vez, las cosas son distintas. Ángela ya no tiene miedo. Curro ya no está solo. Catalina no se detendrá. Ricardo ha abierto los ojos. Y todos comienzan a entender que, si no actúan ahora, el futuro que Leocadia está diseñando se volverá irreversible.

La Promesa está al borde del abismo.
¿Quién tendrá el coraje de dar el primer paso… y quién caerá con los ojos cerrados?