LA PROMESA – Un detalle en la pulsera de Vera mete a Leocadia y Jacobo en la cárcel: los culpables

En el próximo y trascendental capítulo de “La Promesa”, un regalo aparentemente insignificante desatará una serie de eventos que culminarán en la caída de los artífices de la oscuridad que ha ensombrecido el palacio. Vera, inicialmente encantada con la pulsera obsequiada por López, no podrá contener su felicidad y deseará compartir su alegría con todos. Sin embargo, su dicha se tornará en incredulidad y desconcierto al descubrir la amarga verdad: la pulsera es una falsificación.

La revelación golpeará a Vera como un jarro de agua fría. Lo que comenzó como un gesto de cariño y un símbolo de afecto pronto se revelará como una pieza de bisutería sin valor alguno. La prematura decoloración del metal, las imperceptibles fisuras en su superficie, detalles que en un principio pasaron desapercibidos, despertarán en Vera una punzante sospecha. Su confirmación llegará de la mano de un experto joyero, cuyas palabras desvelarán la cruda realidad: la pulsera carece de valor monetario.

Atónita y con la pieza entre sus manos temblorosas, Vera abandonará la joyería, su mente un torbellino de emociones contradictorias. La decepción se mezclará con la incredulidad, luchando por aceptar la falsedad de un objeto que había atesorado por el sentimiento que representaba. Al caer la tarde, Vera encontrará a López cerca del invernadero, absorto en la organización de las flores para la cena de los marqueses. Con paso lento pero mirada decidida, se acercará a él. López, al verla, cruzará los brazos y la observará con una mezcla de ternura y una incipiente frustración. “¿Vera? ¿Qué pasa? Estás rara.”

Vera respirará hondo, abriendo lentamente la mano para mostrarle la pulsera. “Es sobre esto.” López se acercará, la confusión marcada en su rostro. “La pulsera, ¿qué tiene?” Vera bajará la mirada, eligiendo cuidadosamente sus palabras. “Hoy fui a una joyería, la llevé para ajustarla y me dijeron que… que es falsa.” Los ojos de López se abrirán con sorpresa, dando un paso atrás como si hubiera recibido un golpe invisible. “¿Cómo? No… no puede ser.” Vera levantará de nuevo la mirada hacia él, buscando una explicación, no con rabia, sino con una profunda necesidad de entender. “López, no te estoy acusando, solo necesito que me digas la verdad.”

Visiblemente afectado, López pasará las manos por su cabello. “Yo… te juro que no lo sabía. La compré en una joyería de la ciudad. Pagué caro. Me aseguraron que era verdadera.” Vera respirará hondo, percibiendo la sinceridad en su sorpresa. “De verdad, ¿no lo sabías?” López se acercará más, tomando sus manos con firmeza. “Vera, jamás te engañaría. Esto lo compré con el dinero que ahorré durante meses. Solo quería darte algo bonito, algo que merecieras.” Tras unos segundos de silencio, una ligera sonrisa aparecerá en las comisuras de los labios de Vera. “Te creo, Lope.” Él la mirará sorprendido. “¿De verdad, después de esto?” Vera apretará sus manos en señal de afirmación. “Sí, porque no me importa el valor de esta pulsera. No me importa si es de oro, plata o de lata. Lo que realmente importa es que pensaste en mí, que quisiste agradarme, que te esforzaste.”

La emoción embargará a López, sus ojos se humedecerán ante la generosidad de Vera. “Vera, yo te amo.” Ella sonreirá, deslizando suavemente sus dedos por el rostro de él. “Y yo te amo por eso y por todo lo que eres, y no por lo que puedas o no darme.” Aliviado, López la abrazará con fuerza, mientras Vera, con una mirada tierna, se volverá a colocar la pulsera en la muñeca con orgullo. “Y yo seguiré usándola con mucho más cariño, porque ahora tiene un valor que ningún joyero podría medir”, susurrará al oído de él.

Horas más tarde, López recorrerá los silenciosos pasillos de La Promesa, su corazón aún cálido por la conversación con Vera, pero su mente inquieta por el misterio de la pulsera falsa. Decidido a desentrañar la verdad, buscará la ayuda de Curro, quien en los últimos tiempos se ha convertido en un aliado en las investigaciones más peligrosas del palacio. Lo encontrará en el establo y se acercará con determinación. “Curro, necesito hablar contigo, es importante.” Curro levantará la mirada, notando la tensión en el rostro de su amigo. “¿Qué pasa?” López mirará a su alrededor, asegurándose de que no haya nadie cerca, y soltará la sorprendente noticia: “La pulsera que le di a Vera era falsa.” La confusión se reflejará en el ceño fruncido de Curro. “¿Falsa? ¿Cómo así?”

Con la voz cargada de frustración, López se apoyará en el marco de la puerta. “La llevó para ajustar y dijeron que no vale nada. Una bisutería barata y yo… te juro que pagué caro. Creía que era verdadera.” Curro se apartará lentamente de la herramienta que sostenía, pensativo. “Entonces es eso.” López entrecerrará los ojos. “¿Cómo así?” Curro respirará hondo, como quien acaba de confirmar sus peores sospechas. “Ahora todo tiene sentido, Lope. La joyería donde la compraste no es una joyería de verdad.” La incredulidad se apoderará del rostro de López. “¿Cómo así? Yo la compré allí, me la vendieron, me engañaron.” Curro asentirá con una mirada sombría. “Sí. Y no es solo eso. Esa joyería es una fachada. Lo sospechaba desde hace tiempo y ahora estoy seguro… sirve para una sola cosa: encargar crímenes.”

A YouTube thumbnail with maxres quality

El shock paralizará a López. “¿Qué?” Curro se acercará, sujetando el brazo de su amigo con firmeza. “Fue a través de esa joyería que encargaron el atentado contra mi hermana, contra Hann. Estoy casi seguro de eso. Todas las pistas llevan hasta allí.” La respiración de López se entrecortará. “Dios mío… y… y la pulsera.” Curro apretará aún más su brazo. “Esa pulsera es una pieza clave. Tal vez, quién sabe, un mensaje, una trampa, no lo sé, pero tenemos que actuar.” López negará con la cabeza, nervioso. “¿Qué quieres que haga?” La voz de Curro será firme. “Recoge la pulsera de vuelta con Vera. La necesito. Tengo que volver a esa tienda y ajustar cuentas con esa mujer. Tal vez ahora confiese.” López asentirá sin dudar. “Está bien. Yo… yo hablaré con Vera.” Saldrá rápidamente, con el corazón acelerado, directo al invernadero donde la había visto por última vez.

“Vera”, llamará López, buscando entre las plantas cuidadosamente podadas, pero no habrá respuesta. Recorrerá los pasillos, pasando por la despensa y la sala de costura, pero el silencio será su única respuesta. La inquietud comenzará a apoderarse de él. Se cruzará con Teresa, que saldrá de una habitación con una bandeja vacía. “Teresa, ¿has visto a Vera? Necesito hablar con ella, es importante.” Teresa se detendrá, frunciendo el ceño, sorprendida. “Ah, no, no la veo desde temprano. Pensé que estaba contigo.” Un escalofrío recorrerá la espalda de López. “No, no está.” Teresa mirará a su alrededor, confundida. “No le dijo nada a nadie.” López negará con la cabeza, la preocupación oscureciendo su mirada. “No. Y… y ahora, no sé… ¿Y si… si desapareció por culpa de la pulsera?” Se alejará con pasos cada vez más rápidos, el corazón desbocado en su pecho, mientras la duda y el miedo crecen en su interior. ¿Dónde estará Vera? ¿Y la pulsera la habrá puesto en peligro? Mientras tanto, en el horizonte de La Promesa, una nueva trama comienza a tejerse, silenciosa, peligrosa y con aires de tragedia.

En ese preciso instante, Vera se encontrará sentada en el austero despacho del sargento Burdina, sus manos apretando nerviosamente la pulsera, como si sostuviera no solo un objeto, sino el hilo que podría desentrañar toda la red de secretos que envuelve La Promesa. Su aparición allí será repentina e inesperada, dejando al sargento visiblemente intrigado. “¿Vera?”, preguntará al verla entrar con paso apresurado y semblante serio. “¿Qué haces aquí?” Ella respirará hondo, cerrando la puerta tras de sí, y se acercará al escritorio donde él revisa algunos informes. Sin rodeos, abrirá la mano y colocará la pulsera sobre la madera oscura, haciendo que el metal opaco y desgastado reluzca bajo la luz de la lámpara. “Sargento, necesito que examine esto, por favor.” Burdina la mirará confundido. “¿Examinar? ¿De qué hablas?” Vera cruzará los brazos, su mirada inquieta. “Recibí esta pulsera de la joyería, pero hay algo muy raro con ella.” Él tomará la pieza, analizando con atención los detalles de su superficie, dándose cuenta de inmediato de las imperfecciones. “¿Es falsa?”, preguntará, levantando los ojos hacia ella. Vera apretará sus brazos. “Sí, ya lo confirmé. Pero no es solo eso. ¿Sabe cuando algo simplemente no parece correcto?”

El sargento girará el cierre de la pulsera, pasando su dedo sobre las pequeñas grietas, atento. “¿Y qué esperas que descubra?” Ella se inclinará un poco, casi en un susurro. “Cualquier cosa, cualquier marca, símbolo, pista… No lo sé. Solo siento que esta pulsera lleva algo más.” Burdina la analizará en silencio durante unos segundos antes de respirar hondo. “Está bien, pero necesitaré algunos días para analizarlo con calma. No puedo precipitarme.” Vera se sentirá aliviada. “Gracias. Gracias de verdad.” Se levantará, lista para marcharse. Pero antes de cruzar la puerta, Burdina la llamará. “Vera, ¿estás segura de lo que estás haciendo?” Ella se volverá, mirándolo con una firmeza inusual en sus ojos. “Estoy segura y necesito hacer esto por mí, por Lope y por todos los que pueden haber sufrido por culpa de esto.” Y entonces saldrá, dejando la pulsera en las manos del sargento, quien la observará una vez más con una expresión grave.

Lo quiero todo" en 'La Promesa', avance del capítulo 601 (viernes, 23 de  mayo) - Cultura en Serie

Horas después, Vera atravesará nuevamente los pasillos de La Promesa hasta encontrar a López cerca de la cocina, donde él ayuda a Teresa con unas cestas de frutas. “Lope”, llamará con urgencia. Él se volverá de inmediato. “¿Vera? ¿Dónde estabas? Estaba preocupado.” Ella se acercará, sujetando sus manos con fuerza. “Fui hasta el sargento Burdina. Le dejé la pulsera. Le pedí que la analizara.” Los ojos de López se abrirán con sorpresa y angustia. “¿Qué? ¿Pero por qué?” Vera respirará hondo. “Porque necesito entender, saber de dónde vino. ¿Qué significa? Si hay más en esto de lo que podemos ver.” En ese momento, Curro se acercará rápidamente, habiendo escuchado la última parte de la conversación. “¿Tú… tú hiciste qué?”, preguntará incrédulo. Vera lo mirará con firmeza. “Dejé la pulsera con el sargento. Creí que era lo correcto.” Curro pasará una mano por su cabello, visiblemente contrariado. “Tú lo echaste todo a perder.” Vera abrirá los ojos, sorprendida. “¿Cómo?” Curro se acercará más, su voz tensa pero contenida. “No lo entiendes. Ahora ellos sabrán que estamos sospechando, que estamos metiéndonos donde no debemos. Este tipo de cosas hay que hacerlas con cautela.” López intentará intervenir, pero Vera mantendrá su mirada firme, enfrentando a Curro. “Yo hice lo que creí correcto.” Curro respirará hondo, intentando contener su irritación. “Solo espero que no sea demasiado tarde.” Y mientras el silencio se instala entre ellos, pesado como la sombra que comienza a cernirse sobre La Promesa, todos en el fondo lo sabrán: la pulsera, esa simple bisutería, podría ser el hilo que, al ser tirado, derrumbará todas las máscaras y revelará lo más oscuro escondido en esa casa. Y ahora será una carrera contra el tiempo.

En los días siguientes, el sargento Burdina regresará a La Promesa, esta vez sin previo aviso ni titubeos, acompañado de dos oficiales y con un documento oficial en la mano. Su mirada será implacable, cargada de la gravedad que exige el deber, mientras cruzará el silencioso patio de la propiedad, donde los criados detendrán sus tareas al percibir la repentina presencia de la autoridad. En el salón principal, Alonso discutirá con Rómulo sobre algunas cuentas de la hacienda cuando escuchará el sonido firme de las botas militares resonando en el suelo. Levantará la mirada sorprendido al ver a Burdina entrar con expresión cerrada. “Sargento, ¿ha pasado algo?”, preguntará el marqués con natural inquietud. Burdina levantará el papel, revelando la orden. “Sí, ha pasado. Estoy aquí para cumplir una orden de arresto contra Leocadia.”

Un silencio sepulcral se apoderará del salón. Curro, que pasaba por el pasillo, se detendrá de inmediato, su corazón latiendo con fuerza en su pecho. López y Vera, que estarán cerca de la despensa, intercambiarán miradas atónitas, corriendo hacia la entrada del salón para entender qué está sucediendo. Leocadia balbuceará, mientras Alonso frunce el ceño, incrédulo. “¿Pero por qué?” Burdina se mantendrá impasible, avanzando un paso al frente. “Leocadia está arrestada por el atentado contra Hann.”

El asombro se apoderará de todos. Bocas entreabiertas, ojos desorbitados. Ninguno de los presentes parecerá capaz de formular una frase coherente. En ese preciso momento, Leocadia bajará lentamente las escaleras, elegantemente vestida como siempre, pero interrumpirá su paso al ver a los hombres uniformados y al sargento frente a ella. “¿Qué significa esto?”, preguntará con la voz cargada de desprecio y un leve temblor que intentará disimular. Burdina girará el papel, mostrando la orden. “Leocadia, estás arrestada.” Ella soltará una risa amarga, intentando mantener la compostura. “¿Por qué motivo esta vez?” Burdina se acercará, su voz firme y clara como un golpe. “Por el atentado contra Hann.” Por un segundo, Leocadia perderá el control de su expresión, pero pronto levantará la barbilla con desafío. “Esto es absurdo. ¿Qué prueba podrían tener contra mí?”

El sargento abrirá la pequeña bolsa de cuero atada a su cinturón y, con mano enguantada, sacará una pieza envuelta en un pañuelo blanco. Todos se inclinarán para ver cuando él lentamente la revele. “La pulsera”, comenzará Burdina, mirando directamente a los ojos de Leocadia, “me fue entregada por Vera. Ella sospechó de su procedencia y me pidió que la examinara. Y lo que descubrimos es que esta pulsera es exactamente la misma que estaba en la escena del crimen de Hann.” Los ojos de Curro se abrirán de par en par, mientras Vera apretará el brazo de López, intentando contener su ansiedad. Leocadia, sin embargo, intentará recomponerse. “Eso… eso no prueba nada.” Pero Burdina proseguirá implacable. “Y no es solo eso, también encontramos registros de que esta pulsera estaba entre tus pertenencias días antes del atentado. Varios criados confirmaron que te vieron usando o guardando exactamente esta pieza.”

Un silencio denso se sumergirá en el salón, la mirada de todos recayendo sobre Leocadia, que comenzará a respirar de forma más pesada, su rostro contrayéndose en una expresión que mezclará furia y pavor. “No… no quieren incriminarme. Esto… esto es un montaje”, gritará, forcejeando mientras dos oficiales se acercarán para sujetarla. “Leocadia, tienes derecho a permanecer en silencio”, comenzará Burdina mientras ella se retuerce entre los brazos de los hombres. “¡Exijo hablar con Alonso!”, gritará, intentando mirar al marqués, pero él estará estático, en shock, incapaz de decir o hacer nada.

En ese momento, Curro dará un paso al frente, sus ojos llenos de lágrimas, pero con la voz firme. “Finalmente, la verdad está saliendo a la luz.” Leocadia se volverá hacia él con una mirada de puro odio. “Tú… maldito.” Pero antes de que pudiera continuar, los oficiales la arrastrarán esposada hasta la puerta. Burdina se girará hacia todos. “Será llevada de inmediato. La investigación continúa, pero ya no hay duda de quién fue la autora intelectual.” Y así, mientras Leocadia es conducida fuera de La Promesa, gritando improperios y negando la acusación, todos los presentes permanecerán inmóviles, absorbiendo el impacto de ese momento. Vera apretará con fuerza la mano de López, aliviada por haber confiado en su propio instinto. La pulsera, un regalo de amor que reveló la más oscura traición, finalmente habrá cumplido su cometido.

Related articles

La Promesa: Catalina y la Carta que Desenmascara Traiciones

La calma en La Promesa se ve abruptamente interrumpida cuando Catalina recibe una carta anónima que revela una conspiración que amenaza con destruir a la familia Luján…

La Promesa: Vera descubre el secreto mortal de Leocadia

Una atmósfera de inquietante quietud envuelve una antigua y decrépita mansión, la hiedra trepadora cubriendo sus muros descoloridos. El silbido del viento a través de las ventanas…

LA PROMESA – Jana regresa para desenmascarar a Lisandro y revelar que él NO ES y NUNCA fue Duque

En el próximo y explosivo capítulo de “La Promesa”, la tensión en el Palacio Luján alcanzará cotas inimaginables, con Lisandro dispuesto a desatar un verdadero infierno emocional…

DESENLACE TRÁGICO CON EUGENIA ENLOQUECIDA || CRÓNICAS de “La Promesa”

“No me mires como si estuviera loca. No lo hagas. No quiero que me mires así. Baja eso, Lorenzo. ¿Me oyes? No lo hagas. Por favor, no…

LA MAYOR DE LAS DESGRACIAS OCURRIRÁ EN EL BAUTIZO || SPOILERS de

¡Atención, leales seguidores de “La Promesa”! Prepárense para una vorágine de emociones y revelaciones que sacudirán los cimientos del palacio. La promoción de los próximos episodios, que…

La Promesa – Capitulo 604 AVANCE: Curro descubre la verdad tras la muerte de Jana

El miércoles 28 de mayo, los cimientos del palacio de La Promesa tiemblan ante una revelación sísmica que amenaza con desmoronar las certezas y exponer las oscuras…