La Promesa: Rómulo regresa y revela un secreto devastador sobre el padre de Ángela… mientras Curro es expulsado por un crimen que no cometió
La Promesa entra en su etapa más oscura y dolorosa: traición, mentiras y un regreso inesperado que reescribirá el pasado.
Después de meses de ausencia, Rómulo cruza el portón del palacio una vez más. Nadie lo esperaba. Su rostro, más marcado por el tiempo, muestra una serenidad tensa. El servicio murmura al verlo. Pía se queda sin aliento. Pero no ha regresado por nostalgia. Ha vuelto con una verdad que no puede llevarse a la tumba.
—No he vuelto para quedarme, le dice a Alonso con voz grave. He vuelto para decir la verdad… Ángela es mi hija.
La revelación detona un terremoto. Leocadia intenta detenerlo, intenta silenciarlo, pero ya es demasiado tarde. Las palabras han sido dichas. La historia está a punto de cambiar para siempre.
Mientras tanto, Curro vive una pesadilla.
Una conspiración tejida por Leocadia, Lisandro y Petra lo acusa injustamente de robo. Durante la noche, Petra esconde una bolsa con joyas bajo su cama. Por la mañana, estalla el escándalo. Petra finge sorpresa, Lisandro exige explicaciones y el nuevo intendente acusa. Pía intenta defenderlo, pero es ignorada.
—¿Me estás echando?
—Sí, Curro. Hoy mismo. —responde Alonso, con tristeza y presión.
Despedido, humillado y con el corazón roto, Curro recoge su saco y cruza el patio entre la mirada muda del servicio. Pía corre tras él, lo abraza entre lágrimas.
—No te vayas así. Lo voy a demostrar.
—Quédate. Ya te han hecho suficiente daño, responde él con voz quebrada.
Y cuando todo parece perdido… el viento se levanta. El portón se abre. Y Rómulo aparece.
Su silueta se recorta contra la luz del atardecer. Los criados contienen la respiración. Pía se lleva las manos a la boca. Y Curro, a punto de cruzar el umbral, se detiene.
—Rómulo… —susurra alguien.
Él camina firme. Se detiene frente a Curro, mira a Lisandro, a Petra, a Alonso. Y con voz decidida, deja caer la bomba final:
—Curro no robó nada. Y si me echas de nuevo, Alonso… también estarás echando a alguien que alguna vez juraste proteger.
—¿De qué estás hablando? —pregunta Alonso.
—De que Ángela es mi hija. Y Curro… no merece esta injusticia.
El silencio es total. Nadie respira. Petra palidece. Lisandro aprieta los dientes. Y Curro… abre los ojos con incredulidad. Es el comienzo de una nueva guerra. Y esta vez, Rómulo está de su lado.
¿Tú qué crees que pasará ahora? ¿Se hará justicia para Curro? ¿Cómo reaccionará Ángela al descubrir la verdad? ¿Será Rómulo la pieza que derrumbe el imperio de Leocadia?
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