En el capítulo más explosivo hasta la fecha de La Promesa, los muros del palacio temblarán como nunca antes. Lo que debería haber sido una celebración de poder y prestigio para los marqueses de Luján se transforma en un campo minado de emociones, traiciones y verdades escondidas que salen a la luz como dagas afiladas. Petra, la doncella caída en desgracia, hace un regreso inesperado y desafiante que paraliza a todos los criados. Pero eso es solo el inicio de una noche que quedará marcada a fuego en la historia de la finca.

Desde el momento en que Petra Arcos cruza con paso firme las puertas del servicio, la tensión se puede cortar con un cuchillo. Su voz, firme como el acero, y su mirada llena de resentimiento, anticipan que ha vuelto con un objetivo claro: recuperar su lugar… o destruir a quien se interponga. Vestida de manera sobria pero imponente, sin rastro de humildad, Petra exige ser escuchada por la nueva marquesa, declarando que aún tiene mucho que decir y hacer.

Pía, la actual jefa del servicio, intenta mantener la compostura, pero la amenaza de Petra es palpable. La tensión entre ambas salta como chispas en una habitación llena de pólvora. Sin embargo, Petra no pierde tiempo con juegos: quiere su puesto de doncella personal de regreso y está dispuesta a todo para conseguirlo. Leocadia, por su parte, responde relegándola a la lavandería, en lo más bajo del escalafón del servicio, lejos del contacto con los señores. Pero incluso desde ese rincón olvidado, Petra planea su venganza.

Mientras tanto, en los salones decorados con velas y flores, la alta sociedad se reúne para el gran banquete. Leocadia, con su elegancia gélida, orquesta la velada como una reina sin corona. Su plan: consolidar la imagen de Manuel como heredero ideal, presentándolo ante candidatas de alto linaje para casarlo y restaurar el prestigio del apellido. Pero Manuel, que escucha una conversación entre Alonso y su madre a escondidas, se siente como un peón en un tablero ajeno. La jaula dorada que Leocadia le ofrece le asfixia, y su mirada revela una rebelión en ciernes.

Por otro lado, Adriano lucha con su propia tormenta interior. Nombrado conde de Campos y Luján, carga con un título que siente ajeno, una corona de espinas que le recuerda quién es… o mejor dicho, quién no puede seguir siendo. Sabe que el duque de Carvajal y Cifuentes, el poderoso aristócrata al que todos reverencian, guarda un secreto que puede destruirlo. Y lo que nadie espera, ni siquiera Curro, su confidente, es que esa noche Adriano no callará más.

Mientras los brindis fluyen y las sonrisas se reparten entre copas de Jerez y charlas de poder, una sombra se cierne sobre el salón. El duque hace su entrada triunfal, imponente, altivo, seguro de que todos a su alrededor lo temen o lo respetan. Pero su arrogancia tendrá un precio. Porque en medio del bullicio del banquete, cuando el reloj marca la hora del brindis de honor, Adriano se pone de pie. Silencio. Y entonces, la bomba estalla:

“Ese hombre… ese hombre al que todos reverencian no es un invitado. Es mi padre. ¡El duque de Carvajal y Cifuentes es mi padre biológico!”

Un grito que congela la sangre. Un secreto guardado con celo que se convierte en puñal para la reputación del duque y terremoto para la aristocracia. Leocadia y Alonso quedan paralizados, Vera deja caer su bandeja y Curro siente un nudo en el estómago. La máscara del duque se resquebraja. ¿Podrá seguir escondiéndose tras su título?

Pero mientras esta verdad sacude los cimientos de la Promesa, otra batalla se libra en silencio. Lópe y Curro ejecutan un plan arriesgado: colarse en los aposentos del duque para buscar pruebas que confirmen lo que Vera ha denunciado en secreto durante meses —que ese hombre poderoso fue su verdugo. Con la ayuda de Vera, que describe cada rincón de la habitación del duque, Lópe se adentra entre documentos, cartas y objetos personales. Su esperanza: encontrar la prueba que hunda al duque para siempre.

Entre tanto, el servicio entero contiene el aliento. Emilia y Rómulo se aferran a su pequeño sueño de libertad: una casa junto al mar, lejos de las intrigas, lejos del dolor. Pero incluso en su oasis de ternura, saben que después de esta noche, nada volverá a ser igual.

En este episodio inolvidable de La Promesa, el pasado se cobra su deuda, los secretos dejan de serlo y los personajes enfrentan el coste de la verdad. La caída del duque ha comenzado, y con ella, una nueva era en la finca.

✨¿Logrará Vera la justicia que tanto merece?
🔥¿Pagará el duque por todos sus crímenes?
💔¿Sobrevivirá el vínculo entre Adriano y su familia tras esta revelación?

La guerra ha comenzado en La Promesa, y esta vez, no todos saldrán ilesos…