“Fue su primera vez. Pero también fue el comienzo del peligro…”
En La Promesa, donde cada beso puede ser una traición y cada silencio esconde una guerra, esta semana el corazón de los espectadores late con más fuerza que nunca. Porque Curro y Ángela, después de tantas pruebas, se entregan el uno al otro… mientras Lope regresa con llamas en los ojos y secretos bajo la manga.
Ángela había decidido marcharse. Harta del chantaje emocional de su madre y de las humillaciones provocadas por el marqués de Andújar, lo tenía claro: volvería a Suiza. Pero Curro no estaba dispuesto a dejarla ir sin pelear. No esta vez. Con palabras sencillas, con una ternura que desarmó todas sus defensas, le declaró su amor de una forma que ningún “te quiero” podría resumir. Y Ángela, por primera vez, se permitió sentir sin culpa, sin miedo.
Fue en ese rincón de la finca donde el tiempo pareció detenerse. No hubo promesas grandilocuentes, ni música, ni luna perfecta. Solo dos almas heridas que, por un instante, encontraron refugio la una en la otra. Fue su primera vez. Pero también fue el momento en que su historia dejó de ser una simple rebelión contra Leocadia para convertirse en algo mucho más profundo… y mucho más peligroso.
Porque mientras ellos vivían su momento más íntimo, Lope regresaba desde el palacio de los duques de Carril, tras haber vivido su propia odisea. Infiltrado como un actor de teatro, separado de Vera y rodeado de enemigos disfrazados de aristócratas, descubrió más de lo que esperaba… y perdió más de lo que podía imaginar.
El cuaderno de tapas doradas —aquél que contenía las pistas clave sobre el entramado de joyas, muertes y desapariciones— fue arrojado al fuego. Alguien quería que la verdad ardiera para siempre. Y aunque Lope llegó a verlo antes de que las llamas lo consumieran por completo, ya era demasiado tarde.
Pero lo que él no sabe es que su regreso lo ha colocado en la mira de Cristóbal Ballesteros, el nuevo y temido mayordomo, que parece más un fiscal que un hombre de servicio. Ballesteros ya ha eliminado los antiguos códigos de camaradería entre los empleados. Ricardo ha sido degradado, Santos ha vuelto, y Petra apenas respira sin sentir el peso de su vigilancia. Y ahora, es Lope quien está bajo su lupa.
Mientras tanto, la tensión política y social dentro de la finca escala como nunca. Manuel defiende a Enora de las amenazas constantes de Leocadia. Catalina sigue convaleciente tras su trágica caída del puente. Y Lorenzo ha regresado misteriosamente del palacio, dejando más preguntas que respuestas. ¿Qué ha tramado con don Gonzalo? ¿Qué papel juega ahora en la red de traiciones que envuelve a La Promesa?
Y no olvidemos el escándalo de Ángela, aún caliente en los salones de la alta sociedad. La escena con el marqués de Andújar sigue circulando como pólvora, y Leocadia ya mueve sus hilos para exiliar a su hija en un internado en Suiza. Pero Ángela, transformada por el amor de Curro, ya no se dejará doblegar tan fácilmente.
Lope, Ángela, Curro, Ballesteros, Enora, Lorenzo, Leocadia… Cada uno juega su carta esta semana, pero solo uno podrá mover el tablero.
¿Será el amor entre Curro y Ángela suficiente para resistir la tormenta que se avecina?
¿O el regreso de Lope y la sombra de Ballesteros terminarán por destruir todo lo que han construido?