La Promesa se encuentra al borde del colapso cuando la fiebre de la pequeña Rafaela amenaza con destruir toda esperanza. En los muros del palacio, no se escuchan cañonazos, sino el sonido de una rebelión silenciosa que se teje entre las sombras. La tragedia de la niña enferma es solo el catalizador de una serie de eventos que pondrán a prueba la lealtad, el coraje y el amor de los que sirven en La Promesa.
Mientras la fiebre de Rafaela consume a la niña, Pía, su madre, sufre al verla tan cerca de la muerte. Simona, con el corazón roto, implora al Capitán Lorenzo que permita la entrada del doctor Guillén. Pero en lugar de compasión, encuentra desprecio. Lorenzo, con su frío desdén, se niega a dejar pasar al médico y, junto con Leocadia, ejecuta lo que se podría considerar un boicot cruel. La vida de la niña se juega entre la indiferencia de los poderosos y la desesperación de los criados.
Sin embargo, la lealtad de los sirvientes de La Promesa está a punto de cambiar. Rómulo, el mayordomo, estalla en ira, defendiendo a la hija de Pía como si fuera su propia sangre. La indignación que había estado contenida por años se libera, y el miedo por la vida de la niña supera el miedo por sus empleos. Por primera vez, la lealtad a los poderosos de La Promesa comienza a desmoronarse.
Pero el desafío no se limita solo a la puerta del palacio. En el interior, Curro y Ángela se encuentran en una situación peligrosa. Curro revela sus secretos más oscuros: su lucha por destapar la corrupción de Lorenzo, su verdadero enemigo. Ángela, lejos de asustarse, se siente más impulsada que nunca a unirse a él en su causa. Juntos, se proponen enfrentarse a los poderes que oprimen a los inocentes.
A medida que las tensiones aumentan, un beso entre Curro y Ángela no solo marca una declaración de amor, sino una declaración de guerra. En la penumbra del palacio, el Barón observa desde las sombras, calculando cada movimiento. La conspiración está en marcha.
Mientras tanto, lejos del palacio, Manuel y Enora viven su propio drama. Tras el éxito del vuelo inaugural del biplano, la alegría se ve empañada por un gesto arrogante de Toño, que, al robarle un beso a Enora, crea una narrativa falsa sobre su relación. Enora, furiosa y humillada, se siente invadida y atacada por el hombre que había considerado un aliado. Manuel, al ver el daño causado, se enfrenta a la injusticia y promete corregirlo. La conexión entre él y Enora, forjada en los cielos, se fortalece en la tierra, más allá de los malentendidos.
Mientras tanto, en el palacio, Jana, que había observado todo desde la distancia, finalmente da un paso al frente. Con una serenidad sorprendente, desafía a Lorenzo y le recuerda sus obligaciones legales, poniendo en evidencia su cruel omisión del deber de socorro. La batalla está en marcha, y la casa de La Promesa nunca volverá a ser la misma.
¿Qué sucederá cuando todo el poder de La Promesa se enfrente a la valentía de aquellos que sirven en las sombras? ¿Será este el principio de una revolución o el final de todo lo que conocían?