“Si no luchas por los tuyos, ¿quién lo hará?” — Catalina, al filo del abismo familiar.
La semana del 28 de julio al 1 de agosto en La Promesa llega con una intensidad pocas veces vista. Lo que parecía ser una historia de alianzas y desencuentros se transforma rápidamente en una vorágine de traiciones, confesiones y decisiones que podrían cambiar el curso de todos los personajes involucrados.
El varón de Valladares ha conseguido el respaldo de varios nobles, y con ello, la presión sobre la familia estalla. Catalina y Martina, primas unidas por la sangre pero separadas por la visión del futuro, enfrentan su momento más crítico. Las palabras de Martina, acusando a Catalina de ser una madre negligente, son el punto de no retorno. En un intento por apagar el fuego, Simona interviene, pero las llamas del conflicto familiar ya se han propagado a Alonso y Adriano, preocupados por el bienestar de los niños y por la inestabilidad creciente.
Mientras tanto, en el ámbito del servicio, López teme ser degradado. Simona, Candela y luego Catalina intentan interceder ante Cristóbal. Sin embargo, su rigidez obliga a López a decidir: aceptar la humillación o marcharse de La Promesa para siempre. La lealtad está en juego y los principios se enfrentan al poder.
Por su parte, Curro se enfrenta a su propio pasado. Confiesa a Ángela que Cruz no fue responsable de la muerte de Hann, sino el Capitán De la Mata, involucrado además en tráfico de armas. El intento de proteger a Ángela choca con su determinación de denunciar los hechos. Pía, sin querer, influye en la decisión de Ángela, mientras Curro entra en pánico al no saber dónde está ella. Su desaparición repentina siembra el miedo.
El amor también se manifiesta entre los jóvenes: Toño, ilusionado con Enora, intenta conquistarla con un picnic guiado por los consejos de Manuel. Aunque no sale como esperaba, la perseverancia rinde frutos y Enora lo invita a la feria de Luján. Al mismo tiempo, Manuel se debate entre aceptar o no una propuesta de negocio de Ocadia, decisión que podría marcar un antes y un después en su vida.
Ricardo revela a Santos que perdió su puesto para que él pudiera volver y le pide, como mínimo, respeto hacia Pía. Santos, sin embargo, permanece en su resistencia. La tensión va en aumento cuando Vera y Teresa notan la ausencia de Samuel. Petra y María Fernández, forzadas por las circunstancias, deben contar la verdad. María además se confiesa con Petra: está enamorada de Samuel.
Pero nada se compara con lo que se avecina. Catalina, agotada y desilusionada, amenaza con abandonar La Promesa con sus hijos. Esta advertencia precipita un quiebre emocional y decisivo con Alonso y Adriano. Mientras tanto, Cruz entrega a Alonso un retrato al óleo… pero lo que parece ser un gesto amoroso esconde un oscuro secreto. Un presagio de desgracia ronda los pasillos de La Promesa.
El ambiente está cargado. La incertidumbre crece. Las lealtades serán puestas a prueba. Los secretos saldrán a la luz. Y en medio del caos, el amor y el poder siguen entrelazando destinos.
¿Es posible reconstruir lo roto cuando todos los caminos parecen llevar al desastre?