El Palacio de La Promesa se viste de sombras en una de las semanas más intensas y desgarradoras de toda la historia de la serie. Lo que debería haber sido un tiempo de gozo y celebración para los Luján se convierte en una cadena de eventos traumáticos que marcarán a cada personaje… y a los espectadores. Del 2 al 6 de junio, los capítulos 607 al 611 prometen drama a raudales, decisiones desesperadas, verdades insoportables y un desenlace que podría cambiarlo todo.

La tragedia se cierne sobre el palacio cuando Eugenia, completamente perdida en su delirio, toma una decisión tan extrema como escalofriante: secuestra al pequeño Andrés y amenaza con lanzarse desde lo alto del torreón. En sus brazos, el bebé llora, mientras ella, fuera de sí y manipulada por Leocadia, murmura palabras incoherentes. Los sirvientes corren, los señores gritan, pero nadie sabe cómo detener la locura. Solo Curro, desesperado y al borde del colapso, parece capaz de evitar que esta escena culmine en una catástrofe irreparable. ¿Podrá salvar a su hermanito… o será demasiado tarde?

Este acto extremo no llega solo. La semana arranca con Catalina y Adriano tomando una decisión a regañadientes: aceptar que Lisandro sea el padrino de sus hijos. La elección es obligada, una jugada política envuelta en resignación. Pero ambos sienten que han dejado entrar a un lobo en su rebaño. Catalina, temblorosa, lo reconoce con palabras que hielan: “Siento que una alimaña se ha colado en el nido”. Y la duda les carcome: ¿aceptará Lisandro un papel decorativo, o buscará tomar control total del futuro de sus hijos?

Mientras tanto, en los pasillos del servicio, la guerra entre María Fernández y Petra alcanza su punto de ebullición. La doncella, angustiada por una carta del obispado que amenaza con excomulgarla, no duda en señalar a Petra como la responsable de haberla denunciado. El enfrentamiento entre ambas mujeres sacude la casa. María no se calla más y acusa a viva voz: “¡Usted fue la que fue con cuentos al obispado sobre el padre Samuel y sobre mí!”. Petra, altiva como siempre, niega las acusaciones. Pero hay una presencia que lo cambia todo: Ricardo, el nuevo mayordomo, testigo silencioso de la escena, cuya influencia creciente provoca inquietud en todos.

Y es que Petra ya no tiene escapatoria. Catalina ha decidido despedirla. La mujer que durante años impuso su autoridad entre los muros de La Promesa, será finalmente apartada del palacio. Su caída, esperada por muchos, será tan humillante como inevitable.

La tensión también sacude otras áreas del hogar. Curro, devastado, descubre la dolorosa verdad sobre el asesinato de su madre, Jana, y en su desesperación, busca consuelo en los brazos de Ángela. Pero ni siquiera el amor puede aliviar el peso de su culpa ni la furia que comienza a crecer dentro de él.

Jacobo y Martina, por su parte, atraviesan un momento de ruptura emocional. La presencia constante de Lisandro, ese futuro esposo impuesto, asfixia a Martina, que no puede soportar el papel que le han asignado. Y lo que más le duele es la actitud pasiva de Jacobo, quien no lucha por ella. La distancia entre ambos se convierte en un abismo… y quizás ya no haya vuelta atrás.

En medio de tanto caos, Catalina y Pía urden un plan para evitar la marcha de Emilia. La dulce enfermera ha decidido abandonar La Promesa, pero ambas saben que su partida sería devastadora para don Rómulo… y para ella misma. Catalina idea una estrategia: fingirá una dolencia que requiera cuidados permanentes, y ¿quién mejor que Emilia para encargarse de su recuperación? El objetivo: darle a Rómulo y Emilia el espacio necesario para que el amor, finalmente, florezca.

Y ese amor parece despertar, de forma inesperada, con un beso. Rómulo, reservado y firme como siempre, y Emilia, aún dolida por su decisión de marcharse, comparten un instante de ternura que puede cambiarlo todo. En un rincón del palacio, el amor resiste, aunque sea entre lágrimas y despedidas.

Pero la semana no termina ahí. La alianza económica entre Leocadia y Manuel se afianza, aunque no sin un precio moral elevado. La presión de Leocadia se intensifica, y Manuel se ve acorralado entre el deber familiar y su conciencia. ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar por proteger su estatus?

Finalmente, el bautizo que debía ser un momento de alegría se convierte en una ceremonia envuelta en oscuridad. Las tensiones explotan, las miradas se cruzan llenas de reproches, y el ambiente se torna tan denso que parece que todo está a punto de colapsar. El palacio tiembla, y con él, todos los que habitan sus muros.

Del 2 al 6 de junio, ‘La Promesa’ se sumerge en una tormenta emocional sin precedentes. Un bebé al borde del abismo, una sirvienta destituida, una familia que se desmorona, y una red de alianzas y traiciones que amenaza con hacer estallar todo lo que una vez fue sagrado. La tragedia ha llegado… y nada volverá a ser como antes.