¡Atención, amantes de La Promesa! La semana del 9 al 13 de junio se avecina cargada de emociones, tensiones familiares y decisiones que marcarán un antes y un después en la vida de nuestros personajes. Aunque solo tendremos cuatro capítulos —pues el miércoles no habrá emisión—, cada uno de ellos nos dejará sin aliento. Y es que los lazos del corazón y los dictados del deber chocarán con fuerza en el interior del palacio, en especial para Curro y Ángela, cuya cercanía será severamente castigada por Leocadia.

Todo comienza cuando Alonso, obligado por los cánones sociales y la presión de los suyos, fuerza a Curro a disculparse con Lisandro tras una conversación tensa. Curro lo hace, pero la herida es profunda y su decepción con su tío crece. No ha superado la reciente tragedia: la muerte de Eugenia, que aún le atraviesa el alma como una daga. En medio de ese dolor, Ángela es su único consuelo, la única capaz de suavizar su angustia. Pero lo que para ellos es alivio, para Leocadia es una amenaza.

Leocadia los ve abrazarse, un gesto tierno que para ella es imperdonable. Le recrimina a Ángela su actitud y mueve los hilos para que Alonso intervenga. Este habla con su hijo para exigirle que se aleje de la joven, que mantenga las distancias. Pero las emociones no entienden de normas ni órdenes. Curro no puede cortar el vínculo que lo une a Ángela, así que Leocadia da un paso devastador: toma una decisión radical que podría apartar a la muchacha del palacio… y del corazón de Curro.

Mientras tanto, Manuel zanja la deuda de Toño y le da una oportunidad para rehacer su vida con Norberta y sus hijos. Pero Toño se niega, atrapado en su propio orgullo. Pronto, Manuel descubre un secreto sorprendente: Toño y Norberta no están casados. Se lo confiesa a Simona, quien queda impactada y corre a contárselo a Candela. Las cocineras se ven envueltas de nuevo en una maraña de escándalos familiares que las superan.

En otro rincón del palacio, Leocadia se enfrenta a Catalina y Martina por haber despedido a Petra sin consultarla. Exige respeto a su autoridad, y Alonso respalda su postura. Pero la tensión en la casa crece, y cada decisión parece alentar más conflictos que soluciones.

El duque Adriano, tras el dramático episodio en el bautizo, regresa al palacio para recuperarse. Pero lo que parecía un retorno tranquilo da un giro inesperado. Catalina y Emilia toman una decisión que desagrada profundamente al duque. Sin embargo, ocurre algo que cambia todo: Adriano salva la vida de Lisandro, lo que provoca un giro radical en la actitud del hombre hacia él. Como muestra de gratitud, el duque anuncia que quiere hacerle un regalo especial. Pero cuando Catalina y su esposo descubren en qué consiste ese obsequio… ¡quedan completamente perplejos!

En medio de estas intrigas, Ricardo muestra a Rómulo una pulsera con una esmeralda, un hallazgo que desata nuevas sospechas. Rómulo le pide que investigue su procedencia. Cuando Pía ve la joya, asegura que fue un obsequio personal, un intento desesperado de reconquistarla. Pero pronto, junto a López, se infiltran en el despacho y hacen un descubrimiento perturbador. Lo que parecía solo una joya esconde veneno. ¿Será cianuro? Para confirmarlo, deciden tomar una decisión extrema: probar el químico para asegurarse de su letalidad. La tensión se eleva, y Curro, Luján y Pía se unen en la búsqueda de la verdad tras este inquietante objeto.

En cuanto a Petra, su paradero sigue siendo un misterio. Samuel no deja de preocuparse, pero nadie parece saber dónde está ni tener intención de averiguarlo. El sacerdote se deslinda de las acusaciones que pesan sobre ella, asegurando que Petra no fue quien envió la carta que lo delataba. Pero se niega a dar más detalles y evita a sus compañeros. Hasta que María Fernández, valiente como siempre, lo encara y él le lanza una confesión inesperada. La doncella lo insta a decir la verdad al resto del servicio, pero Samuel parece tener otros planes.

Y mientras los secretos amenazan con salir a la luz, una noticia sorprendente sacude al personal del palacio: Rómulo y Emilia confiesan que están juntos. Cuando Pía y Ricardo se enteran, los cocineros no tardan en compartir la noticia con la enfermera, revelando que han notado un cambio inusual en el comportamiento del mayordomo.

Así cierra una semana que lo cambiará todo. Desde amores perseguidos hasta misterios envenenados, pasando por alianzas secretas y confesiones que marcarán el destino de los habitantes de La Promesa.

¿Qué será de Curro y Ángela ahora que Leocadia los separa con mano de hierro? ¿Podrán los jóvenes vencer las barreras que les impone una sociedad hipócrita y llena de secretos? ¿Y qué nuevos horrores esconde esa pulsera maldita? Todo esto y más lo descubriremos en los próximos capítulos.

🔔 ¡No te lo pierdas! Esta semana, La Promesa se convierte en un hervidero de emociones.
¿Estás listo para elegir entre el amor y el deber?