Esta semana en La Promesa, las emociones y los destinos de los personajes se entrelazan en una serie de giros sorprendentes. La pequeña Rafaela se encuentra en una situación crítica, y su salud empeora con cada hora que pasa. En el palacio, el ambiente se torna pesado, marcado por un silencio tenso lleno de presagios. Mientras Lorenzo permanece impasible y ya sentencia el destino de la niña, convencido de que su muerte es inevitable, Leocadia no se rinde y lucha contra la fatalidad, aferrándose a la idea de que con el tratamiento adecuado aún puede haber esperanza.

La indignación de Simona ante la indiferencia por la situación de Rafaela la lleva a un enfrentamiento directo con Ocadia y Lorenzo. Simona, dispuesta a todo, logra que el Dr. Guillén examine a la niña, trayendo un rayo de esperanza. Pero este gesto tendrá consecuencias no solo para Simona, sino también para Ricardo, lo que crea una tensión creciente en la trama. La salud de Rafaela comienza a mejorar, pero esto no es suficiente para detener las tormentas que se avecinan en la Promesa.

Por otro lado, la relación de Catarina y Adriano se enfrenta a nuevos desafíos. Ambos siguen firmes en su decisión de no ceder ante las amenazas del varón de Valladares, demostrando que no se dejarán intimidar por las circunstancias.

En cuanto a Santos, se revela que su madre Ana lo utilizó para causar daño, pero sigue guardando rencor hacia Pía por interferir en su vida familiar. Este resentimiento marca el tono de su interacción con ella, y la preocupación crece sobre Samuel, cuya misteriosa desaparición pone nerviosa a María Fernández y Petra.

La señora Arco, atrapada en una creciente frustración tras un desacuerdo con Cristóbal, comienza a cuestionar las intenciones de él. A pesar de sus buenos modales, Cristóbal genera incomodidad en los demás, y su obsesión por el funcionamiento del servicio lo lleva a considerar la posibilidad de devolverlo a su puesto en la calle, alejándolo de las cocinas. Pero los problemas no terminan ahí para el cocinero, quien empieza a notar la falta de interés de Vera sobre su familia, lo que lo lleva a una reflexión interna.

En el corazón del palacio, Enora logra lo impensable: convence a Manuel de volar una vez más, rompiendo su promesa y subiendo al aerostato con ella. Lo que sigue es un momento mágico, donde la conexión entre ambos es tan palpable como el viento en lo alto. Sin embargo, Toño observa en silencio desde abajo, atrapado en una mezcla de deseos reprimidos y resignación. Tras el éxito del vuelo, Toño, en un impulso, besa a Enora, y la joven, al darse cuenta de que Manuel sigue profundamente enamorado de Hann, se enfrenta a nuevos dilemas emocionales. Este beso marca un punto de inflexión en la relación entre Toño y Enora, mientras Manuel, ahora más cercano a Toño, se convierte en su confidente.

Simultáneamente, la historia de Curro toma un giro peligroso. Está a punto de atacar al capitán de la mata en un impulso violento, pero Ángela lo detiene. La hija de Leocadia se encuentra ante un dilema moral: ayudar a Curro a descubrir negocios turbios del capitán y obtener justicia de una manera segura. Mientras tanto, cuando Curro y Ángela creen estar a solas, un beso furtivo entre ellos es presenciado por alguien, lo que desencadena una serie de eventos complicados.

Enfrentado a la presión constante del capitán, Curro no puede más y se enfrenta a él con tal violencia que Lorenzo, al ver la magnitud de la confrontación, toma una decisión drástica que cambiará el curso de los acontecimientos.

¿Qué secretos oscuros se desvelarán esta semana? ¿Cómo afectarán estas decisiones a las relaciones entre los personajes? ¿Qué consecuencias traerá el beso de Toño y Enora?

Te invitamos a reflexionar: ¿Crees que la lucha por salvar a Rafaela cambiará las dinámicas de poder dentro de la Promesa?