“Está vendiendo muerte. Tenemos que denunciarlo.”
Fue lo último que Curro escuchó antes de que Ángela desapareciera.
El palacio de La Promesa se ha convertido en un campo de batalla invisible. Pero esta vez, no hay armas ni ejércitos, sino papeles. Pruebas. Traición.
Ángela y Curro descubrieron los documentos que condenan al Capitán Lorenzo de la Mata. Papeles que hablan de tráfico de armas, negocios sucios escondidos tras máscaras de honor militar. Curro temblaba. Ángela ardía.
Y entonces llegó Pía. Con la voz serena de quien ya lo ha perdido todo, le dijo que esperar puede ser un error… que a veces, encender una cerilla es el único modo de romper la oscuridad. Para Ángela, fue más que un consejo. Fue la señal. El permiso.
La doncella desapareció. Sin aviso. Sin dejar rastro. Pero dejó atrás algo peor que el silencio: el hueco exacto donde estaban escondidos los documentos.
Cuando Curro lo descubrió, el miedo le congeló la sangre. No estaban. Se los había llevado. Se había ido… a denunciarlo todo.
La amenaza de Lorenzo volvió como un cuchillo: “Cuando algo me molesta, lo elimino.”
Ángela no solo lo ha molestado. Lo ha enfrentado. Sola.
Curro recorre los pasillos como un alma poseída. Busca a la mujer que ama, temiendo que ya sea tarde. Sabe que Lorenzo no perdona. Sabe que Pía, sin querer, ha empujado a Ángela hacia el abismo.
Mientras tanto, la vida sigue en el palacio. Una degradación brutal humilla a Lope. Catalina y Adriano se rompen en la biblioteca. Martina duda entre el orgullo y el amor familiar. Pero todo palidece ante una sola pregunta que devora el aire de La Promesa:
¿Dónde está Ángela?
El episodio 644 no solo marca una nueva etapa. Es el principio de la noche más larga.
Porque en este capítulo, la justicia no espera. Y el amor… tal vez llegue demasiado tarde.
¿Hasta dónde llegarías tú por defender la verdad, sabiendo que podrías no volver?