“Demasiado tarde… He llegado demasiado tarde.” — murmuró López entre cenizas y desesperación, con el cuaderno dorado herido entre las manos.
El eco de las llamas no solo carbonizó páginas, sino que desató una tormenta de consecuencias en los pasillos y despachos de La Promesa. Los capítulos 635 a 637 nos sumergen en un fuego cruzado de traiciones, revelaciones y enfrentamientos donde nadie saldrá ileso.
Todo comienza con López. Su misión secreta culmina en un descubrimiento devastador: el cuaderno de tapas doradas que tantos secretos encierra ha sido parcialmente destruido. Aun así, entre cenizas y olor a derrota, decide salvar lo que pueda. Cada palabra quemada representa un crimen silenciado, una verdad mutilada. Su rostro ennegrecido refleja la urgencia de recuperar no solo información, sino justicia.
Mientras tanto, la tensión política dentro del palacio crece como la pólvora. Martina, herida por el desprecio del varón de Valladares, lanza un ultimátum que podría derrumbar todo el proyecto de Catalina. Su orgullo, combinado con la manipulación de Jacobo, da paso a un plan sórdido: fabricar una carta revolucionaria falsa para culpar a Catalina de incitar a una revuelta campesina. Con la ayuda de un periodista corrupto, pretenden destruir la reputación de su propia sangre.
Catalina, mientras tanto, no se doblega. Aunque agotada por la maternidad y las presiones familiares, planta cara con una serenidad feroz. Su discurso en defensa de los jornaleros no es solo idealismo, sino estrategia y justicia. Pero cada palabra que pronuncia es vigilada, cada gesto interpretado como amenaza.
En la otra ala del palacio, la tensión entre Enora y Leocadia alcanza un punto de no retorno. Bajo las vigas del hangar, el silencio entre ambas es más cortante que cualquier grito. Leocadia, feroz y territorial, ve en Enora un reflejo incómodo del pasado. Manuel, atrapado entre ambas, ya no puede ignorar el conflicto que amenaza con desmantelar no solo su equipo, sino su propia credibilidad como líder.
Y como si el destino necesitara más combustible, Leocadia y Lorenzo trazan un plan aún más brutal: enviar a Ángela a Suiza por la fuerza. La joven, sin embargo, no está dispuesta a dejarse someter. Su resistencia desencadena un conflicto doméstico que amenaza con salirse de control.
El servicio, normalmente pasivo, también entra en ebullición. Ballesteros, con su gélido autoritarismo, degrada públicamente a Ricardo y humilla a Petra. La reacción es inmediata: furia, vergüenza, y una grieta que se abre en el interior del palacio. Ricardo, antes poderoso, ahora observa en silencio su caída mientras Petra contiene una ira silenciosa.
En medio de todo, Rafaela, la hija de Catalina, sufre una crisis de salud. Alonso, el patriarca agotado por tantos frentes abiertos, se ve obligado a actuar. La amenaza ya no es ideológica, sino vital. La vida de su nieta depende de decisiones urgentes.
Y finalmente, un giro que lo cambia todo: el capitán Lorenzo ha sido visto en la casa de los duques de Carril. Su presencia podría reabrir heridas que nunca cicatrizaron y alterar la dinámica entre aliados y enemigos.
En el corazón de esta tempestad están dos mujeres: Martina y Catalina. Unidas por la sangre, separadas por visiones del mundo irreconciliables. Mientras una clama venganza por orgullo herido, la otra defiende un proyecto colectivo. Pero ninguna de las dos imagina que el enemigo real podría estar más cerca de lo que creen.
La guerra por el alma de La Promesa ha comenzado. Un fuego silencioso consume no solo libros, sino lealtades, alianzas, y futuros enteros.
¿Quién saldrá victorioso cuando todo lo que arde no sea solo papel, sino verdad?