“Eres un cobarde, Lorenzo. La verdad saldrá a la luz… conmigo o sin mí.”
Con esa frase, encerrada en un cuarto polvoriento, Ángela firmó la sentencia del capitán más temido del palacio. Pero esa historia comenzó mucho antes, con un acto de valor silencioso y una verdad imposible de enterrar.
El atentado contra Yana no solo dejó heridas visibles. Dejó una grieta en el alma de quienes la amaban. Ángela, movida por una mezcla de justicia y dolor, decidió enfrentarse al hombre que escondía su maldad tras un uniforme y un apellido. Sabía que Lorenzo de la Mata era más que un hipócrita: era el corazón de una red de corrupción militar.
Junto a Curro, tramaron un plan para entrar en sus aposentos, buscar pruebas, y exponerlo. Pero el miedo también vive en los corazones valientes, y cuando Curro tuvo los documentos en sus manos, flaqueó. La caja volvió a su sitio. El secreto fue encerrado otra vez. Ángela, decepcionada, entendió que si quería justicia, tendría que buscarla sola.
Y lo hizo. En la oscuridad de una noche sin luna, volvió a la habitación de Lorenzo. Recuperó los papeles. Los apretó contra su pecho. Y fue entonces cuando todo se desató.
Lorenzo, con el olfato agudo del depredador, la descubrió. La arrinconó en la biblioteca. La encerró en una sala olvidada. Pero subestimó su fuerza. Con un candelabro, Ángela forzó la puerta, escapó, y corrió, sin soltar los documentos.
La escena final fue una pintura de justicia: Lorenzo a punto de atraparla en el gran vestíbulo, y al otro lado las puertas que se abrían. Curro. El Marqués Alonso. El sargento Burdina. Todos allí. El tiempo se detuvo.
Ángela alzó los papeles. Su voz temblaba, pero no dudaba. “Aquí está la prueba. Lorenzo de la Mata es un traidor.”
Y fue suficiente.
La orden de arresto se dictó. Las esposas se cerraron. El monstruo cayó. Y en su lugar quedó el eco de una verdad que ya no podía ser silenciada.
Ahora, cuando los muros de la Promesa se enfrenten a un nuevo amanecer, una pregunta persistirá:
¿Qué queda de un palacio cuando la mentira más grande se derrumba frente a todos?