Esa sentencia, fría y cortante, marca un nuevo frente de batalla en La Promesa. La voz, como no podía ser de otra, es de Leocadia. Su blanco esta vez: Enora, una joven enigmática y ambiciosa que ha comenzado a dejar su huella en el mundo de Manuel. Pero mientras los motores zumban en el hangar, en el corazón del palacio se fragua otra tormenta: la llegada del barón de Valladares, un noble arrendatario dispuesto a amenazar la posición de Alonso y a dinamitar el frágil equilibrio de poder.
Manuel, aún sumido en la sombra emocional que dejó Jana, ha permanecido ausente de su pasión aeronáutica. Esa brecha fue aprovechada por Toño, quien, seducido por la astucia de Enora, la introdujo a escondidas en los planos y ensayos. Lo que parecía un juego de engaños se convirtió rápidamente en algo más: las ideas de Enora, presentadas como si fueran de Toño, impresionaron profundamente a Manuel.
Cuando la verdad sale a la luz, Manuel no estalla, sino que se rinde ante el talento de Enora. La contrata oficialmente, abriendo una puerta que nadie esperaba. Pero esa decisión desata una reacción inmediata de Leocadia. Dueña ahora del 60% de la empresa del joven piloto, la señora de Figueroa aparece para marcar territorio y deja claro que no tolerará a la nueva colaboradora.
“¿Por qué te molesta tanto que trabaje conmigo?”, pregunta Manuel, ya sospechando que hay algo más detrás del rechazo. Pero Leocadia no responde, se limita a cerrar la conversación con una mirada de advertencia. La tensión crece. Y la pregunta queda en el aire: ¿acaso Leocadia teme que Enora descubra algo que aún se oculta bajo los cimientos de la empresa?
En paralelo, en el ala noble del palacio, las tensiones entre Catalina, Martina y Jacobo llegan a su punto más álgido. Catalina, ahora con un título nobiliario recién adquirido, intenta promover reformas sociales que amenazan el sistema tradicional. Pero su visión progresista es vista como peligrosa por los más conservadores, y su hermana no tarda en enfrentarse a ella abiertamente.
En medio de esa grieta aparece el barón de Valladares, interpretado por Jacobo Dicenta. Con una presencia imponente y un estilo autoritario, el barón no tarda en confrontar directamente a Catalina, poniendo en duda su capacidad para tomar decisiones. Alonso, hasta entonces mediador diplomático, se ve forzado a intervenir, temiendo por su estatus y la reputación del linaje Luján.
La confrontación con el barón pone a prueba no solo el liderazgo de Catalina, sino también la lealtad de quienes la rodean. Martina aprovecha el caos para culparla de cada desacierto, mientras el marqués se pregunta si su fe en sus hijos no fue una apuesta demasiado arriesgada.
Y mientras las amenazas se multiplican y las alianzas se quiebran, Enora continúa ganando terreno en el mundo de Manuel, mientras que Leocadia observa desde las sombras, decidida a no perder ni el más mínimo control.
¿Qué se oculta detrás del interés real de Leocadia por el proyecto de Manuel? ¿Podrá Catalina mantenerse firme frente a un barón que no admite oposición? ¿Y qué papel jugará Enora en esta compleja red de poder, ambición y secretos?
¿Cuánto poder puede resistir La Promesa antes de empezar a quebrarse desde dentro?