“¿Sabes lo que pasa cuando alguien se cree más listo que el resto?” La pregunta resuena con fuerza en la mente de todos los que siguen la trama de La Promesa. Y esta vez, la respuesta está clara: la ambición ciega de Leocadia de Figueroa, la mujer que se ha creído la reina del negocio, está a punto de estallar en su propia cara. Y lo que es peor, será el propio Manuel quien se encargue de desenmascararla, con una elegancia que hará que todos se queden sin palabras.
Leocadia ha jugado al límite durante todo este tiempo, manipulando, mintiendo y tomando decisiones que le han dado la falsa sensación de control. Pero la verdad es que en La Promesa, todo se paga, y tarde o temprano, las consecuencias de tus actos salen a la luz. Esta semana, las cosas se complican para la postiza, porque ha llegado el momento de enfrentar las consecuencias de su codicia.
Todo empezó cuando Leocadia, tras enterarse de que el motor diseñado por Manuel y su equipo estaba generando ganancias, decidió ocultarlo en lugar de comunicarlo al joven heredero. Esta acción no solo fue egoísta, sino que también desveló su verdadera naturaleza: una mujer que siempre quiere estar un paso por delante, jugando con los demás sin medir las consecuencias. Pero esta vez, no será tan fácil.
Manuel, quien ha sido testigo de innumerables traiciones, ya no es el mismo joven ingenuo que se dejaba manipular por la gente a su alrededor. Su evolución, impulsada por las lecciones duras de la vida, lo ha convertido en un hombre más despierto, más astuto. Por eso, cuando recibió la oferta de Leocadia, algo no cuadraba. ¿Por qué ahora? ¿Por qué todo este interés repentino? Y sobre todo, ¿por qué ocultó la conversación con Pedro Farré?
En lugar de dejarse llevar por la tentación, Manuel comenzó a investigar en silencio. Habló con Enora, repasó los documentos, y pronto descubrió que Leocadia había estado mintiendo durante semanas. Fue Enora quien le dio la clave, confirmando que la llamada de Farré había sido oculta deliberadamente por Leocadia.
Con esta revelación, Manuel se dio cuenta de lo que Leocadia realmente quería: comprarle su motor, su proyecto, su futuro, a cambio de una promesa vacía. Una oferta tentadora, pero falsa. Y es aquí donde se juega la parte más interesante de la historia.
El enfrentamiento entre Manuel y Leocadia no será una escena de gritos y reproches. No, Manuel no va a perder la compostura. Con calma, con elegancia, le dejará claro a Leocadia que sabe lo que ha estado haciendo. Le dirá que está al tanto de todo: de las mentiras, de la manipulación, de la oferta oculta. Y lo más impactante de todo: le dirá que no va a venderle la parte de su motor. No porque desconfíe, sino porque sabe lo que vale su trabajo y no va a poner su apellido al servicio de nadie que intente aprovecharse de él.
Leocadia intentará justificar sus acciones, maquillarlas, pero ya es demasiado tarde. Manuel ha visto la verdad detrás de su fachada, y no hay vuelta atrás. Lo peor es que esta derrota no solo destruirá sus planes, sino que también pondrá en peligro su posición en La Promesa. Si Manuel decide contarle todo a su padre, Alonso, las cosas podrían complicarse aún más para ella. Aunque todos sabemos cómo es Alonso, el marqués, y no sería sorprendente que esto no afectara a Leocadia de la manera que debería.
Este capítulo marcará un antes y un después para Manuel. Ya no es solo el heredero, el hijo de Alonso. Ahora, es un hombre de negocios, un inventor, y un hombre que ha aprendido a decir “no”. Su madurez y su independencia están en juego, y este enfrentamiento con Leocadia será su primer paso hacia la verdadera libertad.
Mientras tanto, el regreso de la pintura de Doña Cruz añade otra capa de tensión, porque como siempre, en La Promesa, los secretos y las traiciones nunca se quedan ocultos por mucho tiempo. Y, sin duda, este giro inesperado será algo que todos esperábamos con ansias.
La gran pregunta es: ¿cómo reaccionará Leocadia ante su derrota? Y más importante aún, ¿será este el final de su reinado de manipulación, o tendrá la oportunidad de volver a la carga? Una cosa está clara: en La Promesa, las sorpresas nunca terminan.
¿Qué opinas de la reacción de Manuel frente a la oferta de Leocadia? ¿Crees que hizo lo correcto al enfrentarse a ella de esta manera?