«Veo que ha llegado con puntualidad, Cristóbal», murmuró Leocadia, mientras sus ojos se encontraban con los del nuevo mayordomo. Lo que parecía una simple bienvenida era, en realidad, el inicio de una conspiración cuidadosamente tejida.
Desde la salida de Rómulo, La Promesa se ha convertido en una casa hueca, un lugar donde el silencio pesa como el mármol de los pasillos. Alonso, sin saberlo, ha permitido que la sombra de Leocadia se extienda como una niebla venenosa entre muros, alcobas y contratos. Con cada día, el orden desaparece, reemplazado por una inquietud persistente. Y en el corazón de ese desorden, está Cristóbal Ballesteros, el enigmático y elegante sustituto de Rómulo… y espía de Leocadia.
Pero lo que nadie esperaba era el verdadero golpe: no financiero, no político… sino personal.
Una tarde cualquiera, Alonso cruza los pasillos en busca de Leocadia para discutir la administración de la finca. La encuentra en una sala privada, la puerta apenas entornada. Sin anunciarse, empuja suavemente… y el mundo se le derrumba.
Allí, en una escena imposible de procesar, Leocadia se encuentra entre los brazos de Lorenzo, su enemigo más visceral. La mujer en la que confió durante años, su aliada, su consejera, su aparente amiga… ahora es la pieza clave de la mayor traición de su vida. El marqués no pronuncia palabra. Solo observa. La rabia le recorre las venas con la misma velocidad con la que sus certezas se desmoronan.
El silencio posterior no es paz: es una advertencia.
Desde ese momento, Alonso ya no es el mismo. En su despacho, con la luz del atardecer filtrándose entre los cortinajes, comienza a construir su contraataque. Pero Leocadia no se detiene. Su alianza con Cristóbal es más profunda de lo que nadie imagina. Han saboteado turnos, destruido la armonía entre criados, falsificado documentos y fabricado pruebas para enfrentar a Manuel con su propia familia.
Lo que sigue es una guerra de sombras: espionaje en pasillos vacíos, cartas falsas entre papeles verdaderos, rumores disfrazados de hechos. Catalina comienza a sospechar. Pía también. Incluso Lope, con su intuición sencilla, lo percibe. Algo oscuro se ha instalado en el alma del palacio.
En medio de todo, una revelación aún más peligrosa acecha bajo un marco de madera tallada: el retrato del primer marqués. Allí, Yana —antes de su marcha— habría escondido un documento capaz de cambiarlo todo. Un testamento, una confesión, o tal vez la clave de una red aún más amplia.
Pero mientras se busca la verdad, la tensión en La Promesa escala. Los criados se enfrentan. Los hijos desconfían. Y Alonso, aún herido, jura que no caerá sin luchar.
¿Podrá Leocadia mantener su telaraña intacta o ha subestimado al marqués? ¿Y qué descubrirán realmente detrás del retrato? ¿Es esta traición el principio del fin para la familia Luján?
¿La Promesa se salvará… o caerá desde dentro, devorada por sus propios fantasmas?