Una tormenta subterránea se gesta en La Promesa, y doña Leocadia es el epicentro de todo el caos. Los ecos de la ira y el dolor sordo resuenan sin cesar, anunciando un nuevo capítulo lleno de dramatismo, donde la línea entre el amor y el odio se vuelve más difusa que nunca.
En los últimos episodios, Leocadia ha revelado su naturaleza despiadada, buscando sin tregua separar a Ángela y Curro. Con la conspiración de enviar a su hija a Zúrich a escondidas y luego amenazar a Curro con el despido si se atreve a ayudar a Ángela, Leocadia actúa como una déspota, manipulando todo con poder y dinero. Ángela, a pesar de su frágil estado de salud y el sufrimiento al aire libre en el jardín, resiste con tenacidad. Esto plantea la pregunta sobre los límites de la resistencia y si el amor es lo suficientemente fuerte como para superar todas las barreras creadas por una madre de corazón de piedra. Martina, con sincera preocupación, visitó en secreto a Ángela y fue testigo del deterioro de su salud, llevando la tensión al punto álgido. ¿Podrán Martina y Curro encontrar una manera de ayudar a Ángela sin que Leocadia los descubra y castigue?
Además de la batalla familiar, Leocadia está tejiendo otra oscura intriga. Obliga a Samuel a quedarse en La Promesa y a ocultar al duque de Carvajal y Fuentes la verdad sobre su excomunión de la iglesia. Este hecho plantea muchas preguntas sobre las verdaderas intenciones de Leocadia. ¿Por qué querrá ocultar esto al duque? ¿Habrá un plan más grande en marcha, que involucre a Samuel y la relación con Lisandro? Todas las acciones de Leocadia tienen un aire misterioso, haciendo que el espectador no deje de especular sobre sus motivaciones más profundas.
Mientras tanto, en el hangar, una serie de extraños acontecimientos se desarrollan, presagiando una conspiración industrial. Manuel y Toño descubren repetidamente que el taller ha sido revuelto, lo que sugiere que alguien está buscando algo. Curro, bajo el pretexto de ayudar a Manuel a supervisar, se ofrece voluntario para vigilar el hangar. Sin embargo, su verdadero propósito es encontrarse con Esmeralda, la encargada de la joyería Job, para acelerar la investigación sobre el envenenamiento de Hann. Este encuentro se vuelve tenso cuando Curro acorrala a Esmeralda y, en el proceso, revela involuntariamente información importante que no debería haber dicho. ¿Su imprudencia le traerá los resultados esperados o lo pondrá en peligro?
Además, la historia del mayordomo Rómulo ofrece una perspectiva emotiva sobre el cambio y el anhelo de felicidad personal. Su decisión de dejar La Promesa para vivir con Emilia es un gran giro para Rómulo, quien ha dedicado más de la mitad de su vida a servir al Marqués. Aunque el Marqués considera a Rómulo como parte de su familia y no quiere que se vaya, Rómulo sigue firme en su deseo de tener una vida tranquila junto a la persona que ama. El sacrificio de toda una vida de Rómulo muestra una profunda faceta humana, donde cada individuo tiene derecho a buscar su propia felicidad.
Finalmente, la tensa relación entre doña Leocadia y el duque de Carvajal y Fuentes se acerca a su desenlace. Después de una serie de discusiones, el duque ha expresado abiertamente su desprecio por Leocadia, incluso diciéndole directamente que deje de mentir. Este quiebre sugiere que el poder de Leocadia está tambaleándose, y un gran enfrentamiento entre estos dos personajes podría estallar en cualquier momento. En particular, la rápida concesión del título de Campos y Luján a Adriano y Catalina por parte del duque, acompañada de comentarios despectivos sobre el apellido García como “vulgar”, revela su arrogancia y autoridad. La decisión final de Adriano y Catalina de aceptar o no este título moldeará en parte su futuro y su relación con el duque.
Estos complejos acontecimientos no solo crean dramatismo, sino que también retratan profundamente las motivaciones, emociones y decisiones de cada personaje. ¿Adónde llevarán estos secretos a La Promesa, y qué destino les espera a aquellos atrapados en el torbellino de poder, amor y traición?