En este capítulo, la relación entre Marta y Fina da un paso más hacia una nueva dimensión, llena de apoyo mutuo y crecimiento personal. La escena comienza de manera tranquila, pero con una propuesta que podría cambiarle la vida a Fina.

Marta entra a la tienda donde Fina está trabajando, saludándola con un afectuoso “buenos días”. La conversación empieza con una pregunta sencilla: ¿Está sola? Al confirmar que Fina está sola, Marta menciona que va a almorzar con Pelayo, lo que hace que Fina se sienta sorprendida. Recuerda que Pelayo había estado allí poco antes, y Marta, con su calma habitual, reflexiona sobre la decisión de haber cancelado su viaje a Londres, insinuando que quedarse podría haberle permitido arreglar las cosas con Pelayo. A pesar de que este tema está en el aire, Marta no parece angustiarse. La conversación toma un giro ligero con la entrada de Claudia, quien se une a la charla y les comenta sobre el caos que vivió esa mañana.

Cuando Claudia pregunta cómo van las cosas en la tienda, Fina bromea sobre lo tranquila que ha estado, incluso habiendo tenido tiempo para cambiar la decoración. La escena se mueve suavemente entre temas cotidianos y situaciones que parecen no tener importancia en un principio, pero que nos preparan para el gran giro que está por venir.

Es entonces cuando Claudia menciona un tema importante: la situación financiera de la casa Kuna. A pesar de la donación de la suegra de Marta, que permitió contratar a una trabajadora fija, siguen enfrentando problemas con la rotura de cunas y otros objetos esenciales. Marta, siempre generosa y atenta, se ofrece a ayudar económicamente y le pide a Claudia que haga una lista de lo que falta. Claudia, agradecida, menciona que tiene una idea para recaudar fondos: un almanaque, inspirado en los que hacen las monjitas para Navidad. Fina, siempre pragmática, señala que si esperan hasta Navidad, no podrán resolver nada pronto. Sin embargo, Claudia aclara que no será solo para Navidad, sino que comenzarán con la primavera de ese año, cubriendo hasta las próximas fiestas.

Es entonces cuando Claudia, con un giro inesperado, propone que Fina sea la encargada de tomar las fotos para el almanaque. Esta propuesta deja a Fina insegura. No está segura de qué tendría que hacer exactamente ni si su talento es suficiente para un proyecto tan grande. Se imagina tomando fotos de bebés en cunas, pero Claudia rápidamente le asegura que no será así. La idea es hacer algo más artístico, capturando paisajes y lugares de la colonia que los trabajadores realmente aprecian, como la entrada, el patio y otros rincones con encanto.

Sin embargo, Fina plantea un problema práctico: para capturar las estaciones del año, necesitaría tiempo, algo que no tiene a su disposición. Es entonces cuando Marta interviene con una sugerencia brillante: en lugar de solo capturar los paisajes, podría documentar el día a día de los trabajadores en la colonia. Claudia se entusiasma rápidamente con la idea, creyendo que si los trabajadores se ven en las fotos, seguro comprarán el almanaque.

Aunque Fina sigue siendo escéptica y se siente insegura, ambas la alientan. Marta le recuerda que tiene un talento increíble, que no es necesario preocuparse tanto por los detalles, porque lo más difícil será elegir las mejores fotos entre todas las que tome. Fina, aunque halagada, no se siente completamente segura. Pero Claudia no pierde la oportunidad de imaginar lo que sería el almanaque, visualizando fotos de trabajadores desayunando en la cantina, tomando el sol en el patio o trabajando con perfumes.

Marta, con su apoyo incondicional, le asegura a Fina que tiene total libertad para hacer todas las fotos que quiera. Ya la han visto recorriendo la colonia con su cámara, lo que demuestra que su pasión por la fotografía es real. Fina, aún dudando, agradece el apoyo y con una sonrisa tímida, dice que lo pensará.

Claudia, al ver la inseguridad de Fina, le pregunta a Marta si cree que Fina aceptará la propuesta. Marta, con una sonrisa cómplice, responde: “Déjamelo a mí”, sabiendo que ha plantado una semilla que, aunque pequeña, podría dar frutos inesperados.

Este momento refleja perfectamente cómo Marta apoya a Fina en su camino hacia la autoconfianza y el reconocimiento de su propio talento. Es una prueba de que, con amor y apoyo genuino, las personas pueden superar sus dudas y tomar decisiones que, aunque desafiantes, podrían cambiar sus vidas para siempre.

¿Crees que Fina se atreverá a tomar el reto y confiar en sí misma? ¿Qué piensas sobre la forma en que Marta apoya a Fina en este viaje de autodescubrimiento?