Un plan retorcido.
Catalina no lo sabía, pero todo lo que rodea la familia Luján está a punto de desmoronarse, y el responsable parece ser alguien que todos menos imaginan. La noticia de la obtención del título nobiliario por parte de Adriano fue recibida como una victoria, pero bajo la superficie, la situación es mucho más oscura. En las sombras del palacio, Leocadia, la astuta y manipuladora postiza, está moviendo sus hilos. Su influencia crece cada vez más, y su último plan para destruir la familia Luján es más perverso de lo que jamás habríamos pensado.
Leocadia sabía lo que su manipulación traería consigo. El título de Adriano no solo fue un honor; fue una bomba de relojería. Justo antes de que el duque de Carvajal y Cifuentes abandonase la promesa, Leocadia ya había dejado claro a Adriano que otorgarle ese título a su marido era un paso hacia la perdición. En lugar de verlo como un favor, lo trató como una jugada estratégica que desataría conflictos más allá de la finca Luján. Y ahora, todo está saliendo tal y como ella había planeado.
Al principio, Adriano dudaba en aceptar el título de Conde de Campos y Luján, pero Rómulo, con sus sabias palabras, le convenció de que el título podría servir para hacer el bien. Con ese argumento noble, Adriano aceptó. Pero la reacción en el entorno fue inmediata. Los nobles cercanos, como el varón de Valladares, empezaron a sentirse amenazados. La subida de sueldos a los labriegos no solo fue una decisión justa, sino también una chispa que encendió la furia de aquellos que no querían ver a los Luján por encima de ellos. Y así comenzó el conflicto, un conflicto que pronto se tornó peligroso y letal.
Leocadia no tardó en usar su influencia para manipular al varón de Valladares, quien inicialmente parecía no tener la astucia para llevar a cabo tales maniobras. El varón, que solo tenía intereses en mantener bajos los sueldos de sus empleados, no podría haber ideado un plan tan maquiavélico por su cuenta. Pero la postiza, con su habilidad para mover los hilos en la sombra, sabía cómo usar a los demás para sus propios fines. Ella sabía que, si algo le pasaba a la hija de Adriano y Catalina, Rafaela, la familia Luján se desplomaría por completo. Así que ideó un plan letal: eliminar a los médicos que podían salvar a la niña, dejando que el mal se propagara de forma imparable.
A medida que los médicos fueron amenazados y se negaron a asistir a la promesa, la tensión creció, pero no todos se dejaron engañar. Simona, con su valentía, entró en acción al lado del doctor Guillén. Fue gracias a ellos que se evitó una tragedia. Simona no dudó ni un segundo en enfrentarse a los obstáculos para garantizar que Rafaela recibiera la atención médica que tanto necesitaba.
Pero, como era de esperarse, las consecuencias de su valentía no tardaron en llegar. Cristóbal Vallesteros y otros miembros de la nobleza ya se habían percatado de la amenaza en el aire. Leocadia, que había jugado sus cartas con frialdad, no toleraría que nadie desbaratara sus planes. La confrontación de Simona y Ricardo Pellicer con los poderes del palacio no iba a quedar sin respuesta.
Y todo esto, por supuesto, tiene un único beneficiario: Leocadia. Si Rafaela fallece, no solo se desataría una crisis familiar dentro de los Luján, sino que Leocadia también consolidaría aún más su poder en el palacio, asegurando que nadie se interponga en su camino. Esto es precisamente lo que ella desea: destruir a los Luján desde adentro.
A pesar de los intentos de Leocadia por ocultar sus movimientos, hay quienes en el palacio ya han comenzado a atar cabos. Sabían que algo no cuadraba cuando los médicos se negaron a asistir a la niña, y las sospechas apuntan, por supuesto, a la postiza. Nadie es tan astuto como ella cuando se trata de manipular a los nobles, y esta vez no ha sido por impulso, sino con una fría y calculada estrategia. Su mensaje está claro: no se trata solo de castigar a Adriano y Catalina, sino de destruir a toda la familia.
Pero a pesar de todo, la historia no ha acabado. A medida que los misterios se desvelan, el poder de Leocadia parece crecer, pero su plan podría estar más cerca de desmoronarse de lo que ella cree. ¿Cómo terminará esta batalla por el poder en la promesa? ¿Podrán los Luján resistir las maniobras de la postiza? El tiempo lo dirá.
¿Qué opinas tú? ¿Hasta dónde llegará Leocadia para conseguir lo que quiere?