“No podemos hacer nada más por ella”, susurra el silencio en La Promesa mientras la vida de Rafaela pende de un hilo.
El palacio entero se estremece. La pequeña Rafaela no mejora, y lo que comenzó como una simple preocupación se convierte en una carrera desesperada contra el tiempo. Alonso, abrumado por la impotencia, pone en marcha todos sus recursos para conseguir un médico, incluso recurriendo a contactos que había prometido nunca más tocar. Pero nada. Los teléfonos suenan en vano, las cartas no reciben respuesta. Todo apunta a que hay alguien, en las sombras, que está obstaculizando la llegada de ayuda médica. Y Candela, con su instinto siempre alerta, no tarda en sospecharlo.
Mientras tanto, Leocadia mantiene su fachada de calma. Pero por dentro, incluso ella empieza a intuir que lo que se está gestando es más grave de lo que quiere admitir. Porque ya no se trata solo de una niña enferma… sino del alma de toda la familia colgando de un hilo invisible.
En medio del caos, Petra y María Fernández intentan aprovechar la distracción. Con la excusa de ayudar, se infiltran en el despacho de los señores, usando el teléfono para localizar a Samuel. Pero lo que no esperaban era que Cristóbal, siempre vigilante, sorprendería a Rama de llaves justo en el momento más comprometedor. El plan queda en el aire… y la tensión aumenta.
Ricardo, por su parte, sigue sin lograr un acercamiento real con Santos. Busca respuestas, una mínima señal de arrepentimiento. Pero lo que descubre es desolador: su hijo está volviendo a caminos oscuros, perdiéndose de nuevo en lo que prometió dejar atrás. Sin embargo, esta vez Santos toma una decisión que nadie esperaba. Se acerca a Petra. No con reproches, sino con algo parecido a una súplica: ¿pueden dejar el pasado atrás? ¿Puede haber redención para ambos, después de tanto dolor?
La Promesa también recupera una figura inesperada: su cocinero más querido. López vuelve al palacio… pero no con las manos vacías. Trae una información devastadora para Curro: le revela que Lorenzo ha sido visto en la casa de los duques de Carril. Esa presencia lo cambia todo.
Curro, al enterarse, corre a contárselo a Pía. Entre lágrimas, ella le suplica que no se enfrente a Lorenzo, que podría poner en riesgo su vida. Pero Curro está más decidido que nunca. En su mente, ya no hay dudas: el capitán mató a su hermana. Y si eso es verdad, no descansará hasta verlo caer.

El conflicto interno también sacude a Cristóbal. Sus cambios de actitud se vuelven cada vez más impredecibles. Ahora, su nuevo objetivo parece ser López, al que pone bajo vigilancia, desconfiando de su regreso y de sus motivaciones ocultas.
Mientras tanto, Leocadia intenta convencer a Ángela de asistir a una fiesta, un evento crucial para evitar que la presión del marqués de Andújar caiga con más fuerza sobre la familia. Pero convencerla no será fácil, especialmente después de todo lo que ha ocurrido.
En el mundo de los negocios, Manuel lucha con su orgullo y su decepción. Su relación con Enora está al borde del abismo, y las tensiones laborales solo echan más leña al fuego. Pero Enora, lejos de rendirse, decide hacer lo impensable: tomar una decisión radical para demostrarle a Manuel que es digna de confianza. Está dispuesta incluso a romper un antiguo pacto que había jurado mantener en secreto.
Cada personaje en La Promesa parece acercarse a un punto de quiebre. Las decisiones que tomen ahora podrían definir sus destinos para siempre. Entre la enfermedad de una niña, las traiciones encubiertas, las redenciones imposibles y los secretos que claman por salir a la luz, el capítulo 637 promete emociones a flor de piel y revelaciones que sacudirán los cimientos del palacio.
¿Puede realmente un enemigo volverse aliado? ¿Y cuánto cuesta perdonar cuando las heridas aún sangran?