“Me besó… y luego se llevó las llaves.”
Con esa frase, Cristina rompe el silencio y desata una tormenta que amenaza con hundirlo todo. Porque esta semana en Sueños de libertad, los corazones se abren, las traiciones se ejecutan y los secretos más oscuros comienzan a salir a la luz.
Desde el capítulo 344, la tensión se instala sin pedir permiso. María quiere volver a los brazos de Andrés, pero Begoña vive algo totalmente opuesto: un asalto violento en el dispensario la deja herida y temblando. El golpe no es solo físico, sino emocional: nadie está a salvo, ni siquiera dentro de las paredes donde se cuida la vida.
Mientras tanto, el fuego de una atracción inesperada prende entre Cristina y Gabriel. Un beso robado enciende la chispa… pero también abre la puerta a la traición. Gabriel, impulsado por motivaciones turbias, roba las llaves del laboratorio. Y no se detiene ahí: se cuela en las instalaciones y comienza a ejecutar su plan oculto. Nadie sospecha hasta que ya es demasiado tarde.
Fina, por su parte, vive su propia encrucijada. Abre su corazón con Marta y le confiesa que la idea de la maternidad le provoca un miedo sutil, pero profundo. A pesar del amor que siente, el vértigo de lo desconocido la sacude. Marta escucha con ternura, pero también con determinación: la decisión está más cerca que nunca.
En el capítulo 346, don Pedro pide mano dura contra el responsable del robo en el dispensario. Pero el foco vuelve a Cristina, que no puede guardar el secreto del beso y lo confiesa a Irene. Luz, por su parte, comienza a sospechar que el matrimonio entre Marta y Pelayo esconde más de lo que aparenta. ¿Una fachada? ¿Una estrategia?
Luis, mientras intenta resolver los preparativos del 25 aniversario de “Lavanda De la Reina”, recibe una noticia de Luz que cambia todos sus planes respecto a tener un hijo. Una vez más, la ilusión choca con la realidad.
En el episodio del jueves, Begoña, aún con las heridas frescas, quiere retirar la denuncia contra su agresor. Andrés no está de acuerdo y la distancia entre ambos se vuelve insalvable. Mientras tanto, María vuelve a jugar a dos bandas, posicionándose del lado de don Pedro mientras espía a Andrés. Raúl es contratado como mecánico, y Claudia —en silencio— lucha con sentimientos que no se atreve a pronunciar.
Gabriel, entre tanto, sigue ejecutando su plan maestro: ahora no solo quiere acceder al laboratorio, sino que revela a Damián cómo inhabilitar a María en la junta. La ambición no tiene freno.
Y llega el viernes con un nuevo golpe al corazón: María se revuelve al darse cuenta de que Andrés aún siente algo por Begoña. Pero no es todo. Descubre que Gabriel también está vinculado emocionalmente con Begoña… y entonces toma una decisión escalofriante: quiere que Gabriel la seduzca. No por amor. Por estrategia. Para romperla desde dentro.
Las últimas escenas de la semana son pura dinamita emocional. Pelayo empieza a dudar si utilizar o no la información que le entregó don Pedro. Marta, atrapada entre decisiones de amor, maternidad y lealtades, se acerca peligrosamente al borde del abismo.
Todo está en juego. Y lo que parece un simple beso… puede ser la llave que lo destruya todo.
¿Es Gabriel el verdadero villano o solo una pieza más en este tablero de secretos y poder? ¿Y resistirá Marta la presión que todos ejercen sobre su corazón?