El capítulo 338 de Sueños de libertad nos sumerge en una jornada marcada por emociones intensas, confesiones inesperadas y decisiones que lo cambiarán todo.
Mientras Gabriel continúa moviéndose como un lobo vestido de cordero, haciéndole creer a Damián que está totalmente implicado en resolver el caso del accidente de la furgoneta, Damián da un paso que podría sellar su destino: le ofrece una importante oportunidad laboral a su sobrino… sin saber que está abriendo las puertas al enemigo.
Pero la escena más poderosa del capítulo es, sin duda, la protagonizada por Luz y Begoña. En un momento de vulnerabilidad extrema, Luz rompe su silencio: si no aprueba el examen, renunciará a la medicina para siempre. Su rostro lo dice todo: frustración, agotamiento, dudas. Una confesión que deja a Begoña sin palabras… y al borde del llanto.
En otro rincón del drama, Fina busca desesperadamente un propósito, inspirada por el activismo de Pelayo. Mientras tanto, Julia comienza a atar cabos sobre las lesiones de María, generando aún más tensión. ¿La verdad saldrá a la luz?
Y mientras todos juegan a ocultar, Cristina y Luis se concentran en encontrar la fragancia perfecta para impresionar a Cobeaga. Entre aromas, ideas y momentos compartidos, su complicidad crece… ¿solo profesional?
Don Pedro, inquieto por el bajo rendimiento de Andrés, visita a María y pone aún más presión sobre ella. Pero lo más inquietante es lo que Begoña le revela a Andrés: está convencida de que María fingió su suicidio como un acto de manipulación. Una acusación que podría romper la relación… o abrirle los ojos a Andrés.
Al final, la tensión se entrelaza con la fragilidad emocional de cada personaje, dejando en el aire una pregunta central: ¿qué pasará si Luz realmente abandona su sueño? Y, sobre todo… ¿cuánto más puede manipular Gabriel a la familia sin que lo descubran?